miércoles, 22 de marzo de 2017

El Nuevo Orden Mundial no podía imponer la agenda LGTB para deconstruir la familia solo con leyes. Primero tenía que preparar a la sociedad para que ésta tragara tan indigesta sarta de mentiras. Y nada mejor que la tele para adormecerla.

El Nuevo Orden Mundial no podía imponer la agenda LGTB para deconstruir la familia solo con leyes. Primero tenía que preparar a la sociedad para que ésta tragara tan indigesta sarta de mentiras. Y nada mejor que la tele para adormecerla.
Ya sabes, querido actualler, que “la tele es el soma de ‘Un mundo feliz’”, como decía Neil Postman, autor de un famoso libro sobre el ‘infotainment’ televisivo, ‘Divertirse hasta morir’. La tesis es que el espectáculo prima sobre la verdad, y la batalla por la audiencia prima sobre la realidad.

Nada es verdad ni es mentira… todo es circo. Y el circo tiene que ofrecer constantemente el más difícil todavía, a fin de enganchar a una audiencia amodorrada y acrítica.
Pues bien, eso es exactamente lo que ha hecho el Nuevo Orden Mundial, con la Ideología de Género. Antes que introducir leyes de matrimonio homosexual o los famosos delitos de opinión, ha logrado que la parrilla se llene de contenidos y personajes LGTB. Lo primero es el share, que luego ya vendrá el BOE.
El caso español es de libro. La primera serie en la que aparece un personaje LGTB es ‘Aquí no hay quien viva’ (Antena 3), en 2003, justo un año antes que el PSOE de Zapatero incluyese el matrimonio homosexual en su programa electoral. Y una de las primeras cosas que éste hizo nada más llegar al poder fue aprobar esa ley.
La invasión LGTB de la pequeña pantalla discurría paralela a la ingeniería social de los Gobiernos… hasta llegar a nuestros días, en los que el 30% de los contenidos televisivos son gay-friendly.
Lo que series (españolas y americanas, como la popular Modern Family), realities, sit-com y concursos transmiten es un modelo muy concreto de relaciones. La familia de toda la vida, monógama y estable, ha sido sustituida por la promiscuidad, la trivialización del sexo, y las uniones monoparentales.
Lo malo es que sólo existe lo que sale por la tele y eso es palabra de Dios para las jóvenes generaciones acríticas y ágrafas -previamente desactivadas intelectualmente por las leyes educativas-.
Según un estudio realizado el año pasado en el Reino Unido los niños en Europa pasan una media de 2 horas diarias consumiendo tele (y otras 3 más viendo internet -es decir, la tele por otros medios). Y, como suele repetir la publicidad “somos lo que vemos”.
El tema nos parecía tan grave y tan interesante que decidimos contarlo en Actuall, en un informe sobre la implantación de personajes y contenidos LGTB en la parrilla española, que ha realizado Sonia Robledo, y que te ofrezco en exclusiva, como suscriptor del periódico.
http://www.actuall.com/familia/de-aqui-no-hay-quien-viva-a-first-dates-asi-se-ha-colado-el-lobby-lgtb-en-nuestros-hogares-a-traves-de-la-tele/
Las grandes cadenas privadas lanzadas a una brutal competencia por repartirse la tarta publicitaria han entrado en el juego. Desde First dates a Gran Hermano, pasando por Hombres, mujeres y viceversa, una feria donde se exhibe la obscenidad y la chabacanería, desterrando por completo el pudor, algo que es incompatible con el share.
Te dejo con una frase de Sidney Lumet, director de cine que satirizó la jungla televisiva en la película Un mundo implacable. Decía:
“La televisión es un parque de atracciones, la televisión es un circo, un carnaval, una troupe de acróbatas, narradores de cuentos, bailarinas, cantantes, malabaristas, fenómenos domadores de animales y jugadores de fútbol”.
Y añadía “pero la televisión no es la verdad”. Sólo es “una máquina para matar el aburrimiento”.

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