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lunes, 25 de noviembre de 2013

El debate sobre las reliquias de San Pedro revive al exponerlas por primera vez.

(EFE)Las reliquias de San Pedro expuestas ayer por primera vez durante la misa de clausura del Año de la Fe en el Vaticano, ha reabierto el debate que ha dividido durante décadas a los estudiosos sobre si los restos óseos pertenecen al apóstol. Monseñor Fisichella no quiso entrar en polémicas sobre su autenticidad de los restos y salió del paso al aseverar que sean o no verdaderos «han sido reconocidas por la tradición católica». Y es que el descubrimiento y estudio de estos restos óseos han protagonizado uno de los debates arqueológicos más polémicos e interesantes de las últimas décadas. El 23 de diciembre de 1950, durante el Año Santo, el papa Pío XII anunció, a través de la radio, que había sido hallada la tumba del apóstol, después de que en 1939 el pontífice autorizara excavar bajo la basílica vaticana.
Pero mientras que parecía haber consenso sobre la tumba, la discrepancia brotaba en torno a los huesos hallados en esta enorme necrópolis y si de verdad pertenecían a aquel que Jesús indicó para «construir su Iglesia» y que murió crucificado cabeza abajo en el año 67. La tradición católica describe que el emperador Constantino, que se convirtió al cristianismo, ordenó la construcción de una basílica en el lugar en el que le habían indicado que había sido crucificado Pedro, es decir, en una gran necrópolis situada en una colina en las entonces afueras de la ciudad. Tras años de excavaciones, se encontró una zona protegida por unos muros que la defendían de las filtraciones de agua -muy frecuentes en esa ladera del monte Vaticano-, lo que llevó a pensar que aquí se había enterrado un personaje muy importante. En 1952, la profesora Margarita Guarducci, que es la primera autoridad mundial en epigrafía griega, comenzó a descifrar los grafitos que hay en los muros adyacentes a esa tumba. En uno de ellos, en el llamado «muro rojo» o «muro G», halló una inscripción hecha con un punzón que decía «Petre eni» (Pedro está aquí). Tras picar en ese muro, se encontró un nicho forrado de mármol blanco y en su interior restos óseos. Pasaron los años y los estudios antropológicos realizados por algunos estudiosos revelaron que se trataba de huesos que pertenecieron a un hombre robusto, que medía cerca de 165 centímetros y que murió entre los 60 y 70 años. El hallazgo llevó al entonces papa Pablo VI a anunciar al mundo -durante la audiencia general del 26 de junio de 1968- que se habían encontrando los huesos de San Pedro, Tras años de investigaciones «podemos decir que las reliquias de San Pedro se han identificado de una manera que creemos que es convincente», fue la prudente formula que utilizó el Pontífice en su revelación. Sin embargo, como desvelan algunos libros y artículos publicados por «L’Osservatore Romano», el rotativo del Vaticano, el arqueólogo jesuita Antonio Ferrúa, que formaba parte del equipo que descubrió la tumba, expresó siempre su escepticismo sobre la posibilidad de que esos huesos perteneciesen al llamado «Príncipe de los apóstoles». El jesuita, fallecido en 1999 y que aseguraba que en aquel nicho también se encontraron restos de una mujer y de una persona de complexión delgada, escribía en 1995 en la revista de la orden «Civiltà Cattolica»: «Hablando claro. Algunos lo creen. Yo no». Aún así, el papa Pablo VI quiso conservar nueve pequeños fragmentos de los huesos en un relicario de madera con la también prudente inscripción: «Ex ossibus quae in Arcibasilicae Vaticanae hypogeo inventa Beati Petri Apostoli esse putantur». Es decir, «los huesos hallados en el hipogeo de la Basílica vaticana que se considera que son del beato Pedro Apostol». La tumba donde se dice que se enterró a Pedro se puede visitar siempre que se pida cita previa para recorrer la necrópolis que se encuentra bajo la basílica, como hizo el papa Francisco hace unos días siendo el primer pontífice que la realizaba. Sin embargo, el relicario permanece desde 1971 en la capilla privada del papa, situada en el centro del apartamento pontificio, y por primera vez y sólo ayer, fueron expuestas en el Basílica de San Pedro para la veneración de los fieles.

domingo, 24 de febrero de 2013

Ultimo Angelus de Benedicto XVI.

(Vatican Insider) Durante el último Ángelus de su Pontificado, dijo que «la oración no significa aislarse del mundo; conduce al camino, a la acción» «En este momento de mi vida», indicó el Papa Ratzinger, «el Señor me llama a “subir al monte”, a dedicarme todavía más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, es más, si Dios me pide justamente esto es para que pueda continuar sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero de una forma más adecuada con mis fuerzas». Hoy, los fieles interrumpieron en dos ocasiones con sus aplausos al Papa durante el Ángelus, cosa bastante rara, pero dadas las circunstancias muy significativa del aprecio por el Papa teólogo que dejará el Pontificado el próximo 28 de febrero. «La Transfiguración también un signo de la luz que nos inunda y transforma cuando rezamos con corazón sincero», recordó el Papa e indicó, citando su Mensaje, que «en la Cuaresma aprendemos a dar el tiempo justo a la oración, personal y comunitaria, que da respiro a nuestra vida espiritual». Al concluir, el Papa también agradeció por el sol que salió en Roma, pues hasta hace algunas horas el clima era incierto. En gran parte de la península se abate la nieve y el frío. «Gracias, agradezcamos al Señor por este sol que nos regala». Una despedida para Benedicto XVI, en su último Ángelus: «¡Viva el Papa!». Este es el homenaje que le dedicaron hoy los fieles. Al finalizar el Ángelus, la cuenta de Twitter de @Pontifex publicó el siguiente mensaje de despedida de Benedicto XVI: «En este momento particular, os ruego que recéis por mí y por la Iglesia, confiando como siempre en la Providencia de Dios». Palabras del Santo Padre ¡Queridos hermanos y hermanas! En el segundo domingo de Cuaresma la Liturgia nos presenta siempre el Evangelio de la Transfiguración del Señor. El evangelista Lucas destaca de modo especial el hecho de que Jesús se transfigurara mientras oraba: la suya es una experiencia profunda de relación con el Padre durante una especie de retiro espiritual que Jesús vive sobre un alto monte en compañía de Pedro, Santiago y Juan, los tres discípulos siempre presentes en los momentos de la manifestación divina del Maestro (Lc 5,10; 8,51; 9,28). El Señor, que poco antes había preanunciado su muerte y resurrección (9,22), ofrece a los discípulos un anticipo de su gloria. Y también en la Transfiguración, como en el bautismo, resuena la voz del Padre celeste: «Este es mi hijo, el predilecto, ¡Escuchadle!» (9,35). La presencia luego de Moisés y de Elías, que representan la Ley y los Profetas de la antigua Alianza, es muy significativa: toda la historia de la Alianza está orientada a Él, el Cristo, que realiza un nuevo «éxodo» (9,31), no hacia la tierra prometida, como en el tiempo de Moisés, sino hacia el Cielo. La intervención de Pedro: «Maestro, qué bien estamos aquí» (9,33) representa el intento imposible de detener tal experiencia mística. Comenta san Agustín: «[Pedro]… sobre el monte… tenía a Cristo como alimento del alma. ¿Para qué descender para volver a las fatigas y a los dolores, mientras allí arriba estaba lleno de sentimientos de santo amor hacia Dios y que le inspiraban por ello una santa conducta?» (Discurso 78,3). Meditando este pasaje del Evangelio, podemos extraer una enseñanza muy importante. Sobre todo, el primado de la oración, sin la cual todo el empeño del apostolado y de la caridad se reduce a activismo. En la Cuaresma, aprendemos a dar el justo tiempo a la oración, personal y comunitaria, que da aliento a nuestra vida espiritual. Además, la oración no es un aislarse del mundo y de sus contradicciones, como hubiera querido hacer Pedro sobre el Tabor, sino que la oración reconduce al camino, a la acción. «La existencia cristiana –escribí en el Mensaje para esta Cuaresma– consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios, para luego volver a bajar llevando el amor y la fuerza que de ello derivan, para servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios» (n. 3). Queridos hermanos y hermanas, esta Palabra de Dios la siento de modo especial dirigida a mí, en este momento de mi vida. El Señor me llama a “subir al monte”, a dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, al contrario, si Dios me pide esto es justamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero en un modo más adecuado a mi edad y mis fuerzas. Invoquemos la intercesión de la Virgen María: Ella nos ayude a todos a seguir siempre al Señor Jesús, en la oración y en la caridad activa.

miércoles, 9 de junio de 2010

Concluye el Año sacerdotal.

En Roma y hasta el 11 de junio como conclusión del Año Sacerdotal

Nueve mil presbíteros participan desde hoy en el mayor encuentro sacerdotal de la historia
Alrededor de nueve mil sacerdotes participan en el Encuentro Internacional que comienza hoy en Roma mañana y que durará hasta el 11 de junio como conclusión del Año Sacerdotal, convocado por el Papa Benedicto XVI por el 150° aniversario del dies natalis de Juan María Vianney, el santo patrón de todos los párrocos del mundo, que en esta ocasión será proclamado por el Papa «patrono de todos los sacerdotes del mundo». Será, de largo, la mayor reunión de sacerdotes de la historia y se ha escogido como lema «Fidelidad de Cristo, Fidelidad del Sacerdote».

09/06/10 8:16 AM | Imprimir | Enviar

(Zenit) El acontecimiento, promovido por la Congregación para el Clero y confiado en su organización técnico-logística a la Opera Romana Pellegrinaggi, se pone en continuidad con los encuentros internacionales del clero precedentes que, entre 1996 y 2004, han tenido lugar en Fátima (Portugal), Yamoussoukro (Costa de Marfil), Guadalupe (México), Nazaret, Belén y Jerusalén (Tierra Santa), Roma (con ocasión del gran jubileo del 2000) y, finalmente, Malta.

El Encuentro Internacional de los Sacerdotes vuelve de nuevo a Roma, corazón de la cristiandad, con el tema “Fidelidad de Cristo, Fidelidad del Sacerdote” que promete convertirse en la reunión de sacerdotes más numerosa que se haya realizado nunca, además del acontecimiento eclesial más numeroso del año actual.

La capital se prepara para acoger a nueve mil sacerdotes procedentes de 19 países, empezando por el Alcalde de Roma, Gianni Alemanno, que acogerá una delegación mañana viernes a las 15,30 h. en la Sala Pietro da Cortona de los Museos Capitolinos.

Los lugares de celebración de estos “tres días sacerdotales” son las basílicas de San Pablo Extramuros, la de San Juan de Letrán y la de San Pedro.

Mañana y pasado, las basílicas de San Pablo Extramuros y la de San Juan de Letrán, unidas por videoconferencia, acogerán la meditación de la mañana, a la que seguirán la adoración eucarística y la Santa Misa.

La tarde del 10 a las 20,30 h tendrá lugar una vigilia en la Plaza de San Pedro con la presencia del Santo Padre, que el día después, a las 9,30, de nuevo en la Plaza, presidirá la Misa conclusiva del Encuentro, concelebrada con los sacerdotes.

Inmediatamente después de la Misa, la Opera Romana Pellegrinaggi cerrará el encuentro sacerdotal con un momento de encuentro en el Castel Sant'Angelo.

También seminaristas
El encuentro está abierto no sólo a los religiosos, sino también a los seminaristas, a los diáconos permanentes, a las religiosas y a los laicos que trabajan en sostener a los sacerdotes en sus comunidades parroquiales, así como la ciudadanía en general, que podrá participar en los encuentros de la Plaza de San Pedro.

En estos días están previstas algunas iniciativas promovidas por movimientos y otros organismos eclesiales, coordinados por la Congregación para el Clero. Entre ellas, hoy tuvo lugar un retiro, en la Basílica de San Juan de Letrán, de la Renovación Carismática Católica (ICCRS), así como un congreso en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, propuesto por el Instituto Sacerdos.

El miércoles está prevista una manifestación en el Aula Pablo VI, por parte de los movimientos de los Focolares y de Schönstatt.

Finalmente, en estas jornadas la Opera Romana Pellegrinaggi propone también algunas experiencias de peregrinación en Roma y en el extranjero, como las propuestas de Roma Cristiana, o la continuación de la peregrinación a Tierra Santa, a Lourdes, o a Asís y a San Giovanni Rotondo, en Italia.