viernes, 11 de junio de 2010

La reunión de sacerdotes más numerosa de la historia





Ciudad del Vaticano, 10 Jun. 10 (AICA)


Clausura del Año Sacerdotal en Roma

Este Año Sacerdotal quiere ser una ocasión para renovar en los sacerdotes la conciencia de su misión evangelizadora, afirmó el cardenal Cláudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, en la homilía de la Misa con la que se iniciaron ayer los actos de clausura de este Año, en la Basílica de San Juan de Letrán.

Alrededor de quince mil sacerdotes están participando en el Encuentro Internacional, calificado por la agencia Zenit como la reunión internacional de sacerdotes más numerosa de la historia, que comenzó ayer en Roma y que durará hasta mañana, 11 de junio, como conclusión del Año Sacerdotal convocado por Benedicto XVI por el 150° aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, el santo patrón de los párrocos del mundo, que en esta ocasión será proclamado por el Papa “patrono de todos los sacerdotes del mundo”.

"El gran objetivo del Año Sacerdotal ha sido renovar en cada presbítero la conciencia y la actuación concreta de su verdadera identidad sacerdotal y de su específica espiritualidad con el fin de continuar de nuevo la misión en forma renovada", afirmó el purpurado, y afirmó la urgencia "de la misión ad gentes y la nueva evangelización misionera en las tierras ya evangelizadas".

"Esto significa que es urgente levantarse e ir en misión. Es esto que el Espíritu Santo, en este encuentro internacional, quiere renovar en todos nosotros", explicó.

"Debemos ser muy conscientes de la actual urgencia misionera. Sintámonos una vez más convocados por el Señor y enviados. Es necesario que nos levantemos y que vayamos en misión por todos los lugares".

Por un lado, la "descristianización de los países de antigua evangelización", por otro, "la nueva evangelización, que muchas veces deberá ser una verdadera primera evangelización, más allá del primer anuncio de Jesucristo en los países y en los ambientes en sentido estricto llamados tierras y ámbitos de misión ad gentes".

El mundo necesita sacerdotes, no ingenieros eclesiásticos
El arzobispo de Colonia, cardenal Joaquim Meisner, recordó a los sacerdotes de los cinco continentes que para un presbítero no puede haber algo más importante que la conversión del propio corazón porque solo así cumplirá con su misión de transmitir a Cristo.

El Purpurado ofreció la meditación "Conversión y Misión" ante unos cuatro mil presbíteros de todo el mundo reunidos en la basílica de San Pablo de Extramuros, una de las tres sedes del Encuentro Internacional con el que termina el Año Sacerdotal.

El Arzobispo destacó la importancia de que los sacerdotes dediquen tiempo a la confesión –tanto para administrar como recibir el sacramento- y consideró que una de las pérdidas "más trágicas que la Iglesia ha sufrido en la segunda mitad del siglo XX" es la pérdida "del Espíritu Santo en el sacramento de la reconciliación".

"Cuando los fieles me preguntan: '¿Cómo podemos ayudar a nuestros sacerdotes?' Yo siempre respondo: 'Ve y confiésate'", agregó el Arzobispo y precisó que "cuando el sacerdote ya no es el confesor se convierte en un trabajador religioso".

Para el Purpurado no basta con querer "hacer solamente correcciones a las estructuras de nuestra Iglesia, para poder hacer un show más atractivo. ¡No es suficiente! Lo que se necesita es un cambio de corazón, de mi corazón. Sólo un Pablo convertido podía cambiar el mundo, no un ingeniero de estructuras eclesiásticas".

Cuando el sacerdote lleva "el estilo de vida de Jesús", llega "a ser percibido por los demás. El obstáculo más grande para permitir que Cristo sea recibido por nosotros, por otros, es el pecado. Previene la presencia del Señor en nuestras vidas y, por lo tanto, para nosotros no hay nada más necesario para la conversión, y esto, también para la misión".

"Esto se da a través del sacramento de la penitencia. Un sacerdote que no se pone, con frecuencia, al otro lado de la rejilla del confesionario sufre un daño permanente en su alma y su misión", indicó y consideró que "aquí vemos sin duda una de las principales causas" de las crisis múltiples del sacerdocio en los últimos cincuenta años.

"Cuando el sacerdote deja el confesionario, entra en una grave crisis de identidad", agregó y explicó que "a menudo no nos gusta este perdón expreso".

"¿Por qué un sacramento, que evoca una alegría tan grande en el cielo en la tierra evoca tanta antipatía?", cuestionó y recordó que "sólo con la humildad de un niño, al igual que los santos, vamos a asumir con alegría la diferencia entre nuestra indignidad y la magnificencia de Dios".

El mayor número de concelebrantes jamás reunidos
Mañana, viernes 11 de junio, Benedicto XVI presidirá la celebración eucarística con el mayor número de concelebrantes jamás reunidos en Roma. Una misa solemne en la cual proclamará al Cura de Ars patrono de los sacerdotes. El rito prevé algunas particularidades con motivo de esta extraordinaria circunstancia.

El rito de la aspersión con el agua bendita como acto penitencial. Cuatro cardenales concelebrantes se unirán al Santo Padre para asperjar a la asamblea. Se pensó en este rito por la solemnidad del Sagrado Corazón y en referencia a la sangre y al agua que brotaron del Corazón del Señor para la salvación del mundo y también para retomar el tema de la purificación, sobre el cual el Papa aludió en diversas circunstancias recientes.

Después de la homilía de Benedicto XVI, los sacerdotes renovarán las promesas sacerdotales como el Jueves Santo en la misa crismal.

El cáliz que usará el Papa será el del Santo Cura de Ars, que se conserva en su parroquia.

Al final de la celebración y antes de la bendición final, Benedicto XVI renovará el acto de la entrega y consagración de los sacerdotes a la Santísima Virgen, según la fórmula usada en ocasión de la reciente peregrinación a Fátima. Este acto tendrá lugar delante mismo de la imagen original de María “Salus Populi Romani” que se venera en la basílica papal de Santa María La Mayor, con motivo del significado particular que esta imagen tiene para Roma.

Un gran tapiz con la imagen de san Juan Maria Vianney se colocará en el balcón central de la basílica vaticana como centro del año sacerdotal y en esta ocasión será proclamado por Benedicto XVI patrono de todos los sacerdotes.

Más de 40 sacerdotes y 3 obispos argentinos
De la Argentina asisten al encuentro sacerdotal de Roma 42 sacerdotes y tres obispos. Los obispos son monseñor Carlos María Franzini, obispo de Rafaela y presidente de la Comisión Episcopal de Ministerios (CEMIN); monseñor Carlos José Tissera, obispo de San Francisco, y monseñor Hugo Santiago, obispo de Santo Tomé, ambos miembros de la CEMIN. También viajó el secretario ejecutivo de la CEMIN, presbítero Gustavo Luis Boquín.+

La reunión de sacerdotes más numerosa de la historia

Ciudad del Vaticano, 10 Jun. 10 (AICA)


Clausura del Año Sacerdotal en Roma

Este Año Sacerdotal quiere ser una ocasión para renovar en los sacerdotes la conciencia de su misión evangelizadora, afirmó el cardenal Cláudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, en la homilía de la Misa con la que se iniciaron ayer los actos de clausura de este Año, en la Basílica de San Juan de Letrán.

Alrededor de quince mil sacerdotes están participando en el Encuentro Internacional, calificado por la agencia Zenit como la reunión internacional de sacerdotes más numerosa de la historia, que comenzó ayer en Roma y que durará hasta mañana, 11 de junio, como conclusión del Año Sacerdotal convocado por Benedicto XVI por el 150° aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, el santo patrón de los párrocos del mundo, que en esta ocasión será proclamado por el Papa “patrono de todos los sacerdotes del mundo”.

"El gran objetivo del Año Sacerdotal ha sido renovar en cada presbítero la conciencia y la actuación concreta de su verdadera identidad sacerdotal y de su específica espiritualidad con el fin de continuar de nuevo la misión en forma renovada", afirmó el purpurado, y afirmó la urgencia "de la misión ad gentes y la nueva evangelización misionera en las tierras ya evangelizadas".

"Esto significa que es urgente levantarse e ir en misión. Es esto que el Espíritu Santo, en este encuentro internacional, quiere renovar en todos nosotros", explicó.

"Debemos ser muy conscientes de la actual urgencia misionera. Sintámonos una vez más convocados por el Señor y enviados. Es necesario que nos levantemos y que vayamos en misión por todos los lugares".

Por un lado, la "descristianización de los países de antigua evangelización", por otro, "la nueva evangelización, que muchas veces deberá ser una verdadera primera evangelización, más allá del primer anuncio de Jesucristo en los países y en los ambientes en sentido estricto llamados tierras y ámbitos de misión ad gentes".

El mundo necesita sacerdotes, no ingenieros eclesiásticos
El arzobispo de Colonia, cardenal Joaquim Meisner, recordó a los sacerdotes de los cinco continentes que para un presbítero no puede haber algo más importante que la conversión del propio corazón porque solo así cumplirá con su misión de transmitir a Cristo.

El Purpurado ofreció la meditación "Conversión y Misión" ante unos cuatro mil presbíteros de todo el mundo reunidos en la basílica de San Pablo de Extramuros, una de las tres sedes del Encuentro Internacional con el que termina el Año Sacerdotal.

El Arzobispo destacó la importancia de que los sacerdotes dediquen tiempo a la confesión –tanto para administrar como recibir el sacramento- y consideró que una de las pérdidas "más trágicas que la Iglesia ha sufrido en la segunda mitad del siglo XX" es la pérdida "del Espíritu Santo en el sacramento de la reconciliación".

"Cuando los fieles me preguntan: '¿Cómo podemos ayudar a nuestros sacerdotes?' Yo siempre respondo: 'Ve y confiésate'", agregó el Arzobispo y precisó que "cuando el sacerdote ya no es el confesor se convierte en un trabajador religioso".

Para el Purpurado no basta con querer "hacer solamente correcciones a las estructuras de nuestra Iglesia, para poder hacer un show más atractivo. ¡No es suficiente! Lo que se necesita es un cambio de corazón, de mi corazón. Sólo un Pablo convertido podía cambiar el mundo, no un ingeniero de estructuras eclesiásticas".

Cuando el sacerdote lleva "el estilo de vida de Jesús", llega "a ser percibido por los demás. El obstáculo más grande para permitir que Cristo sea recibido por nosotros, por otros, es el pecado. Previene la presencia del Señor en nuestras vidas y, por lo tanto, para nosotros no hay nada más necesario para la conversión, y esto, también para la misión".

"Esto se da a través del sacramento de la penitencia. Un sacerdote que no se pone, con frecuencia, al otro lado de la rejilla del confesionario sufre un daño permanente en su alma y su misión", indicó y consideró que "aquí vemos sin duda una de las principales causas" de las crisis múltiples del sacerdocio en los últimos cincuenta años.

"Cuando el sacerdote deja el confesionario, entra en una grave crisis de identidad", agregó y explicó que "a menudo no nos gusta este perdón expreso".

"¿Por qué un sacramento, que evoca una alegría tan grande en el cielo en la tierra evoca tanta antipatía?", cuestionó y recordó que "sólo con la humildad de un niño, al igual que los santos, vamos a asumir con alegría la diferencia entre nuestra indignidad y la magnificencia de Dios".

El mayor número de concelebrantes jamás reunidos
Mañana, viernes 11 de junio, Benedicto XVI presidirá la celebración eucarística con el mayor número de concelebrantes jamás reunidos en Roma. Una misa solemne en la cual proclamará al Cura de Ars patrono de los sacerdotes. El rito prevé algunas particularidades con motivo de esta extraordinaria circunstancia.

El rito de la aspersión con el agua bendita como acto penitencial. Cuatro cardenales concelebrantes se unirán al Santo Padre para asperjar a la asamblea. Se pensó en este rito por la solemnidad del Sagrado Corazón y en referencia a la sangre y al agua que brotaron del Corazón del Señor para la salvación del mundo y también para retomar el tema de la purificación, sobre el cual el Papa aludió en diversas circunstancias recientes.

Después de la homilía de Benedicto XVI, los sacerdotes renovarán las promesas sacerdotales como el Jueves Santo en la misa crismal.

El cáliz que usará el Papa será el del Santo Cura de Ars, que se conserva en su parroquia.

Al final de la celebración y antes de la bendición final, Benedicto XVI renovará el acto de la entrega y consagración de los sacerdotes a la Santísima Virgen, según la fórmula usada en ocasión de la reciente peregrinación a Fátima. Este acto tendrá lugar delante mismo de la imagen original de María “Salus Populi Romani” que se venera en la basílica papal de Santa María La Mayor, con motivo del significado particular que esta imagen tiene para Roma.

Un gran tapiz con la imagen de san Juan Maria Vianney se colocará en el balcón central de la basílica vaticana como centro del año sacerdotal y en esta ocasión será proclamado por Benedicto XVI patrono de todos los sacerdotes.

Más de 40 sacerdotes y 3 obispos argentinos
De la Argentina asisten al encuentro sacerdotal de Roma 42 sacerdotes y tres obispos. Los obispos son monseñor Carlos María Franzini, obispo de Rafaela y presidente de la Comisión Episcopal de Ministerios (CEMIN); monseñor Carlos José Tissera, obispo de San Francisco, y monseñor Hugo Santiago, obispo de Santo Tomé, ambos miembros de la CEMIN. También viajó el secretario ejecutivo de la CEMIN, presbítero Gustavo Luis Boquín.+

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