
El resultado de esta situación es que las mujeres penetraron en los espacios masculinos, sin que se haya producido en cambio la participación de los hombres en las responsabilidades familiares.
Esta combinación implica:
• doble jornada para la mujer
• disfunciones en la organización social que afecta a la familia, a la organización del trabajo y de los servicios
• la percepción por parte de las mujeres de su exclusión del poder y de la toma de decisiones.
Ni la igualdad de oportunidades, ni la ciudadanía democrática activa y participativa de todas las personas puede lograrse sin cambios en la vida personal y doméstica. Los ideales democráticos y la política deben ponerse en práctica en la cocina, la habitación de las criaturas y el cuarto conyugal.
“Las reivindicaciones femeninas son un elemento desestabilizador de la sociedad y sus estructuras, sobre todo porque lo que la mujer reclama apunta a un determinado modelo de sociedad. Cuando la mujer exige guarderías para sus hijos o prestaciones de maternidad, está diciendo que no quiere renunciar a tener hijos, pero quiere tenerlos en condiciones que no la discriminen. Cuando pide más formación en el trabajo, pide igualdad de oportunidades. Cuando pide protección para las familias, está diciendo que la familia cumple una función y que no debe desaparecer.
En suma, no atender políticamente los problemas tradicionales de las mujeres o de la vida doméstica es lo que se cuestiona”. (Victoria Camps).
La mujer es víctima de la esquizofrenia de vivir en dos mundos que se rigen por normas y patrones opuestos. Se nos ha entrenado para el desarrollo de unas cualidades, no para otras. Con mucho esfuerzo aprendimos otras cualidades y vivimos sistemáticamente tironeadas por mensajes diferentes acerca de cuándo tenemos que ser competitivas y cuándo cooperativas, cuándo tenemos que ser amorosas y cuándo intransigentes.
La batalla iniciada hace 300 años, cuando los teóricos del contrato social opusieron argumentos convencionales al llamado a la naturaleza, está lejos de haber concluido.
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