jueves, 3 de marzo de 2011

23 misioneros asesinados en 2010 y la Iglesia sigue ayudando.


La Agencia Fides ha publicado en el mes de enero del 2011, la lista de los agentes pastorales que han perdido la vida de modo violento durante los últimos 12 meses. Según estas informaciones, en el año 2010 han sido asesinados 23 agentes pastorales: 1 obispo, 15 sacerdotes, 1 religioso, 1 religiosa, 2 seminaristas y 3 laicos. Analizando la lista por continentes, también este año al primer puesto figura, con un número extremadamente elevado, América, bañada por la sangre de 15 servidores de la Iglesia, seguida por Asia, con 1 obispo, 4 sacerdotes y 1 religiosa asesinados. Por último se encuentra África, donde han perdido la vida en modo violento un sacerdote y un seminarista.



El recuento de Fides no hace referencia sólo a los misioneros ad gentes en sentido estricto, sino a todos los agentes pastorales muertos de forma violenta. Con respecto a estos solo usamos el término “mártires” en su sentido etimológico de “testigo”, para no entrar en mérito al juicio que la Iglesia podrá eventualmente dar sobre algunos de ellos, y también por las pocas noticias que, en la mayor parte de los casos, se logran recoger sobre su vida e incluso sobre las circunstancias de su muerte. En este sentido, se registra, en el año que termina, la apertura del proceso de beatificación del sacerdote Fidei donum don Daniel Badillo, originario de la diócesis de Faenza (Italia), asesinado en el Perú en 1997, y la beatificación del polaco Jerzy Popieluszko, mártir, asesinado por odio a la fe, el 20 de octubre 1984, cerca de Wroclawek, Polonia
El martirio es “una forma de amor total a Dios”, se funda “en la muerte de Jesús, en su sacrificio supremo de amor, consumado en la cruz a fin de que pudiéramos tener la vida”, y la fuerza para afrontarlo viene “la profunda e íntima unión con Cristo, porque el martirio y la vocación al martirio no son el resultado de un esfuerzo humano, sino la respuesta a una iniciativa y a una llamada de Dios, son un don de su gracia, que nos hace capaces de dar la propia vida por amor a Cristo y a la Iglesia, y así al mundo” (Benedicto XVI, audiencia general 11 agosto 2010).
Las escasas notas biográficas de estos hermanos y hermanas asesinados nos hacen comprender como han ofrecido toda su vida, casi siempre en el silencio y en la humildad del trabajo cotidiano, “por amor a Cristo y a la Iglesia, y así al mundo”. Su compromiso radical y total fue la proclamación del Evangelio de Jesucristo, hecho no sólo con palabras sino con el testimonio de sus vidas, en situaciones de sufrimiento, de pobreza, de tensión, de violencia... sin discriminación de ningún tipo, sino con el único objetivo de hacer concreto el amor del Padre y promover a la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios.
Algunos fueron víctimas de esa violencia, contra la que luchaban o de su disponibilidad a ayudar a los demás en sus pequeños problemas cotidianos, poniendo en segundo lugar su propia seguridad. También este año muchos han muerto en intentos de robo o secuestros que han terminado mal, sorprendidos en sus casas por bandidos en busca de tesoros imaginarios. Otros fueron eliminados solo porque en nombre de Cristo contraponían el amor al odio, la esperanza a la desesperación, el diálogo a la oposición violenta, el derecho al abuso. “Nuestro mundo continúa estando marcado por la violencia, especialmente contra los discípulos de Cristo” ha dicho el Papa Benedicto XVI (Ángelus del 26 de diciembre del 2010), recordando como “la tierra está manchada de sangre” en varias partes del mundo, afectando incluso a las comunidades católicas reunidas en oración en los lugares de culto.
A este elenco provisional redactado anualmente por la Agencia Fides, debe añadirse siempre la larga lista de aquellas personas de las que quizás nunca se tendrá noticia, que en cada ángulo del planeta sufren y pagan incluso con la vida su fe en Cristo. Se trata de aquella “nube de soldados desconocidos de la gran causa de Dios” -según la expresión del papa Juan Pablo II- a quienes miramos con gratitud y veneración, incluso sin conocer sus rostros, y sin los cuales la Iglesia y el mundo serían muchísimo más pobres.

AMÉRICA
En América han sido asesinados15 agentes pastorales: 10 sacerdotes, 1 religioso, 1 seminarista, 3 laicos. Han sido asesinados en Brasil (5), Colombia (3), México (2), Perú (2), Venezuela, Haití, Ecuador.
En Brasil, que también este año cuenta con el mayor número de agentes pastorales asesinados, fueron asesinados don Dejair Gonçalves de Almeida y el laico Epaminondas Marques da Silva, agredidos en la casa parroquial por bandidos en busca de dinero; don Rubens Almeida Gonçalves, asesinado en su parroquia, probablemente por una discusión con una persona que a la que le negó el alquiler de la sala de la parroquia; el seminarista Mario Dayvit Pinheiro Reis, quien fue asesinado por unos ladrones que querían robar su automóvil; don Bernardo Muñiz Rabelo Amaral, atacado por un hombre al que había dado un pasaje en su coche.
En Colombia fueron asesinados don Román de Jesús Zapata, asesinado durante la noche en la casa parroquial; don Herminio Calero Alumia, muerto durante una discusión en un puesto de control policial; Luis Enrique Pineda, coadjutor salesiano, que fue robado y luego apuñalado.
En México han muerto don José Luis Puerto Parra, quien fue asesinado después de haber sido robado en la camioneta donde viajaba; don Carlos Salvador Wotto, que fue encontrado amordazado y atado en su parroquia, con quemaduras de cigarrillos en los brazos y cortes en diferentes partes del cuerpo.
En Perú, fueron víctimas de unos mal vivientes que entraron en el convento para robar el Hermano Linán Ruiz Morales, OFM, y su colaborador, Ananías Aguila: el cuerpo del primero fue encontrado en su dormitorio, que había sido desvalijado, el segundo en la cocina al lado de la iglesia, donde está el comedor de beneficencia.
En Venezuela han muerto don Esteban Robert Wood: el asesinato fue atribuido a un robo perpetrado por desconocidos que terminó en asesinato. En Ecuador, el cuerpo del misionero polaco p. Miroslaw Karczewski fue encontrado en la casa parroquial, con heridas en el cuello y otras partes del cuerpo. Después de matarlo, golpeándolo con un gran crucifijo, los asesinos han robado su teléfono y su ordenador.
En Haití, el agente de Cáritas Julien Kénord, fue asesinado tras un intento de robo. Acababa de recibir un cheque en un banco local, cuando fue agredido con arma de fuego por unos desconocidos.

ASIA
En 2010 se han registrado en Asia 6 agentes pastorales asesinados: 1 Obispo, 4 sacerdotes, 1 religiosa. Han muerto en Irak (2), China (2), India, Turquía.
En Turquía, fue apuñalado a muerte por su chofer mientras se encontraba en su casa de Iskenderun, monseñor Luigi Padovese, vicario apostólico de Anatolia y presidente de la Conferencia Episcopal Turca. En Irak, don Wasim Sabieh y don Thaier Saad Abdal fueron asesinados durante el ataque en la Catedral siro-Católica de Bagdad, que causo decenas de muertos y heridos entre los fieles que se habían reunido para la misa dominical.
En China, don Joseph Zhang Shulai, vicario general de la diócesis de Ningxia, y la hermana María Wei Yanhui, de la misma diócesis, fueron asesinados en la Casa de ancianos de Wuhai, distrito de Wuda, en la Mongolia Interior, por un laico que había querido vengarse porque había sido despedido.
En la India, don Peter Bombacha fue asesinado por desconocidos en el ashram que fundó en Baboola, a una milla de la residencia del Obispo de Vasai, un antiguo centro habitado cerca de Mumbai (India). Su cuerpo estaba en un charco de sangre, tenía una cuerda alrededor de su cuello y un par de tijeras clavadas en la garganta.

ÁFRICA
Un sacerdote y un seminarista fueron asesinados en África, ambos en la República Democrática del Congo. Don Christian Bakulene estaba regresando, junto con un amigo, a su parroquia en el norte de Kivu cuando dos hombres armados con uniforme militar, le bloquearon el paso y le asesinaron después de haber robado el dinero a su amigo.
El seminarista jesuita de nacionalidad togolesa, Nicolas Eklou Komla, fue asesinado en las afueras de la capital, Kinshasa, mientras regresaba al escolasticado con unos amigos. Un hombre armado y enmascarado los ha detenido, al parecer para robarles, y en el forcejeo que se inició el bandido disparó varios disparos que han provocado la muerte del seminarista.

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