domingo, 22 de mayo de 2011

Benedicto XVI aplica el cauterio:Después de siglos, acaba de suprimir la Abadía de la Santa Cruz de Jerusalem en Roma.


La Basílica de la Santa Cruz de Jerusalem, es una de las siete metas de cualquier peregrino que visite la Ciudad Eterna. Construida hacia el año 350 a partir de uno de los palacios imperiales, alberga una de las reliquias más preciadas de la cristiandad: Las astillas de la Santa Cruz que, santa Elena, la madre del emperador Constantino, descubrió en Jerusalem y llevo consigo a Roma.


Desde el siglo XVI, este venerado templo está bajo la custodia de los monjes cistercienses que viven en una Abadía aneja. Pero en los últimos 20 años, según se informa en La Stampa de hoy, el último abad, padre Simone Fioraso, un ex diseñador de modas milanés, había intentado convertir la basílica en un punto de encuentro entre la Iglesia y el mundo. Experimento que hemos visto en varios lugares los últimos tiempos.


De ese modo, luego de 17 siglos, una de las iglesias más hermosas de Roma se había transformado en set cinematografico para reuniones de una nobleza de dudoso origen, escenario donde bailó con un crucifijo la monja Anna Nobili, hotel anexo a la moda, y hasta granja modelo; porque en sus jardines, donde se reunía la sociedad de Amigos de la Santa Cruz, se vendían frutas y verduras "ecológicas" (que en realidad eran comprada por los monjes en un negocio vecino).


La excesiva atención de los medios, las acusaciones de abusos litúrgicos (documentados con fotos de monjas bailando alrededor del altar) y los rumores sobre el comportamiento moral de la comunidad monástica, dieron lugar hace dos años, según sigue informando La Stampa, tanto al desplazamiento del abad, por sus malas amistades y por falta de claridad en su gestión al frente de la comunidad, como a la intervención de la Santa Sede a través de un Comisario Apostólico.


Hoy, la paterna solicitud del generalmente llamado "amable Gobierno" de Benedicto XVI, acaba de aplicar el remedio drástico del cauterio, amputando un miembro para salvar el cuerpo.
Un fulminante decreto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que "tiene el deber de intervenir en todo lo que está reservado a la Santa Sede en cuanto a la vida consagrada", ha suprimido la Abadía de la Santa Cruz, estableciendo, además, que "los monjes que residen en ella" sean trasladados a otros monasterios de la península itálica.

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