sábado, 11 de junio de 2011

La democracia y sus representantes.

Dos posturas en democracias.

El pasado jueves 9 de junio, en la constitución de la Mesa de les Corts, se plasmaron dos posturas en democracia.
Por una parte las secuelas del 15-M, un movimiento heterogéneo, del que se han apoderado, en la práctica, los grupos antisistema. Su programa lo podría suscribir cualquier partido en la órbita de la izquierda, pero sus objetivos reformistas –sin proyecto, sin articulación– se mueve entre actitudes progresistas y/o reaccionarias. Que acabe siendo increpado Joan Lerma por corrupto –una de las efigies de la honradez– da cuenta de su desconcierto. Que una diputada de Compromis, Mónica Oltra, se dedique a caldear los ánimos en las puertas de las Corts en lugar de apaciguarlos, manifiesta el grado de incertidumbre de la política actual y su alejamiento del espacio de la argumentación. Si la elegida deputada Oltra no cree en las instituciones democráticas –incluso si impugna su génesis– está en su perfecto derecho. Comete un fraude, pero un fraude legítimo. Oltra ha sido elegida –y se presentó como candidata para ser elegida– por los cauces normales del sistema. ¿A que viene ahora tal actitud de cinismo e incongruencia?. La citada diputada cree, supongo, que regenerará el sistema «desde dentro». Hay que loarlo. Otros han tirado la toalla saturados de escepticismo. ¿Pero cuál es su proyecto? Por una parte parece que asume las criticas normales de perfección de la democracia, pero en realidad va más allá y objeta la esencia misma del marco funcional. O al menos flirtea, desde su política gestual, con las corrientes que lo combaten. ¿Será un Caballo de Troya en les Corts.
Por otra parte les izquierdas, y en ellas de forma notoria el Grupo Compromis y su diputada Oltra, se han rasgado las vestiduras porque otro Diputado y Presidente de la Mesa de les Corts Juan Cotino, colocó sobre la mesa un crucifijo, sin ofender a nadie más. Pero, poco más o menos, han dicho que España es un estado laico.
El hecho nos ha recordado otro ocurrido en la capital de España, en el año 1979, cuando se constituyó el primer Ayuntamiento de Madrid tras entrar en vigor la Constitución. El alcalde, el socialista Enrique Tierno Galván —cuya calidad intelectual, humana y política nadie pondrá en duda— no retiró de la mesa de plenos de la corporación un crucifijo que se encontró al llegar.
Algunos concejales le recriminaron que mantuviera aquella imagen y el viejo profesor, se negó a retirarla, en base a que una gran mayoría de votantes mantenía la fe en dicha evocación. Pese a su militancia socialista, pese a haber alcanzado su rango con el apoyo de los votos comunistas —su teniente de alcalde fue Ramón Tamames, del PC— el viejo profesor mantuvo su postura. Ahora en el 2011, parece que las cosas han cambiado y se quieran cambiar los signos no respetando ni las raíces, ni las creencias de la sociedad española. La pregunta que nos deberíamos hacer es ¿a quien representan la ausencia de signos tradicionales en la sociedad española? Â la sociedad española?. No. Representan a quienes desde su falta de creencias y olvido de las raíces de la sociedad española quieren una sociedad, donde lo religioso, quede solo y exclusivamente en la esfera de lo privado.
Este es el panorama, que tenemos, esperemos que cundan los ejemplos a lo Tierno Galván y desaparezcan las frivolidades rancias de las izquierdas por el bien de la democracia y que desde dentro de la democracia se vaya reconvirtiendo y mejorando su representatividad.

1 comentario:

  1. (Agencias) La Generalitat respaldó a Juan Cotino, después de que el jueves jurara su cargo delante de un crucifijo que él mismo llevó al hemiciclo y que es el que utiliza en las juras de cargo desde hace años. La portavoz del Consell, Paula Sánchez de León, mostró su "sorpresa" por el revuelo que se ha armado al "convertirse en noticia una anécdota". "Todos los ministros y el presidente del Gobierno juran su cargo ante una cruz y no lo he visto en una noticia", apuntó a la conclusión del Consell.

    Las camisetas de las diputadas que protestan por el Crucifijo
    La dirigente sostuvo que la decisión de Cotino responde a un "acto de libertad, de determinadas creencias y de valores" y agregó que "igual que exigimos para todo el mundo esa libertad, se debe exigir para todo el mundo y no para unos pocos". Acto seguido, la consellera portavoz hizo una referencia implícita a las diputadas de Compromís (Bloc-Iniciativa-Verds) Mónica Oltra y de EU Esther López. La primera ha cobrado protagonismo por los lemas de algunas de sus camisetas, mientras que la segunda acudió a la sesión del jueves en las Cortes con una prenda de vestir en la que apostaba por la tercera república. "Hay otras personas que ejercen esa misma libertad y hacen expresión de ella a través de camisetas. Algunas, con la bandera republicana. Esas anécdotas no se ha elevado a categoría de noticia".

    El grupo parlamentario de Compromís ofreció ayer una valoración completamente opuesta. Los diputados de la coalición registraron una Proposición de Ley para acometer una reforma del reglamento de las Cortes que impida el uso de símbolos religiosos en la Mesa de la presidencia de la cámara durante el acto de constitución del parlamento. La portavoz del grupo de EU en las Cortes, Marga Sanz, pondrá en marcha una iniciativa similar y el lunes llevará a la Junta de Portavoces la petición de que se retiren los símbolos religiosos de la Cámara y de cualquier institución que deba cumplir con el principio de aconfesionalidad.

    Artículo en LOR de José María Gil Tamayo
    Pero el sacerdote José María Gil Tamayo, miembro del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales señala en el artículo publicado por LOR que lo hecho por Cotino "ha sido un elocuente y valiente gesto público de manifestación de las propias convicciones religiosas, que el parlamentario no ha querido esconder al momento de ejercer su nueva misión de representación política".

    El gesto del diputado, escribe Gil Tamayo, que fue director de la comisión episcopal española de medios de comunicación durante 13 años, "interrumpe así una falsa tendencia que se está imponiendo en la vida pública europea en cuanto a la naturaleza del hecho religioso en general y en particular del católico, al que en la práctica se le concede el certificado de ciudadanía sólo en el ámbito privado, en los límites de la conciencia, en el espacio sagrado del templo o en ocasionales actos de culto externo".

    Tras recordar que el catolicismo es la religión mayoritaria de Europa, alerta del hecho que algunos sectores minoritarios quieren imponer un "laicismo enfermo" que destierre todo acto religioso, y finalmente a Dios, de la vida pública y política. Gil Tamayo señala también que, "tal vez más claro que nunca, es necesario para los cristianos, sobre todo para los laicos, suplicar por un nuevo Pentecostés y vivir personal y comunitariamente, con coherencia responsable y alegre, la fe en la vida social y pública, en la familia, con los amigos, en la cultura y en el arte, en el trabajo y en el ocio".

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