La novela utópica como tal género, tiene poca repercusión en España
pero sí se desarrolla con gran fuerza en el continente europeo y
fundamentalmente en el Reino Unido donde encontramos su exponente más temprano
en Thomas More, quien, con su novela Utopia (1516), dio nombre al género
del que vamos a tratar en este tema. Pero ésta no fue la primera novela utópica
que se escribió sino que tiene antecedentes muy anteriores como La República
(374 A.C.) de Platón, que ya aborda el tema de la organización de la
sociedad en ciudades ideales a las que el hombre debería tender y en las que
sería posible el ideal o sueño de todos los hombres: vivir en paz y alcanzar la
felicidad. Su modelo de Estado y su sentido de la justicia (éste es el tema
esencial de la obra) servirán como modelo para tratados posteriores que
contemplan arquetipos utópicos. Incluso nos podemos remontar hasta La Biblia
en la que se nos ofrece una utopía representada de forma muy plástica en
el mito del paraíso terrenal. En 1605, Joseph Hall, en su libro Mundus Alter
et Ide ridiculiza en plan satírico todo tipo de pecado, vicio y estupidez
humana utilizando métodos típicos del género utópico. En 1627, Francis Bacon
publica New Atlantis donde nos muestra su admiración por el progreso
científico y se adelanta a la tradición con relatos fantásticos de viajes.
Jonathan Swift con su Gulliver’s Travels (1726) llevaría esta tradición
al culmen de la perfección convirtiéndola en un clásico del género. Samuel
Butler publica en 1872 Erewhon (anagrama que utiliza las letras de nowhere)
intentando ya con el título mostrarnos su intención de utilizar el género
utópico para sus fines: criticar de forma irónica a una sociedad victoriana que
él entendía como decadente. Finalmente tendremos que referirnos a A Modern
Utopia (1905) de H. G. Wells donde se nos describe un mundo dominado por la
técnica y gobernado por “eficientes tecnócratas”.
La forma en la que se expresan las ideas utópicas no la podemos
incluir dentro de un género específico pues el vehículo de expresión de dichas
ideas puede ser muy variado. Pero, por
encima de las formas literarias elegidas por el autor, lo fundamental es
aclarar que el fin último de las utopías es su afán reformista, en una palabra,
se trata de una literatura didáctica. No es relevante, por tanto, hablar de
Novela Utópica, de Tratado Utópico o de Drama Utópico;
en este caso, el mensaje está supeditado a la forma y es más importante que
aquélla. Si bien es cierto que las ideas utópicas pueden ser expresadas
en cualquier género literario, también tendremos que decir que el autor ha de
elegir la que más le convenga y parece meridianamente claro que el medio más
apropiado para expresar ciertos planteamientos e ideas de una forma reflexiva
es la prosa. En ella no se tienen limitaciones de rima y métrica que podrían
llevar al autor a imprecisiones por ceñirse, por ejemplo, a las formas de la
poética.
Admitido esto, ¿cuál es el medio más apropiado dentro de la prosa para
expresar esas ideas? Una posible forma de hacerlo sería el ensayo, en el que se
propondrían los pasos necesarios para alcanzar esa utopía utilizando mecanismos
de demostración argumental basado en sólidas reflexiones. Pero en general los
autores han elegido la novela como el vehículo más apropiado ya que en la
materialización literaria de una utopía hay que tener en cuenta también que la
obra sea atractiva al lector, y de ahí que se deba hacer al gusto literario de
la época. El hecho de que la mayoría de las utopías del siglo XIX en Inglaterra
estén encuadradas dentro del género de la novela se debe a que el autor tiene
que someterse al gusto de sus potenciales lectores. En cualquier caso, no es
tan importante la forma literaria como el propósito reformista. Siguiendo la
opinión de muchos críticos podríamos encuadrar las utopías en tres grupos
diferentes:
·
Utopía/Eutopía: aquélla que nos propone un modelo de sociedad aparentemente
realizable y que se basa en el deseo humano de perfección material y
espiritual. Las utopías, no obstante, deben ser inalcanzables y lo
verdaderamente utópico es solamente el deseo de ponerlas en práctica. La utopía
debe proponer un modelo a seguir en ese proceso de perfeccionamiento. La utopía
propiamente dicha no es realizable. El término significa “en ninguna parte”. La
eutopía, no obstante, es un modelo a seguir y significa “el mejor de los
lugares”. Se propone como modelo una sociedad ideal con módulos de convivencia
aparentemente realizables. Se le pretende dar una cierta apariencia de
verosimilitud y en la obra habrá de aparecer un gran número de personajes
comunes y reconocibles para que esa realidad parezca factible.
·
Anti-Utopía: aquélla que tiene como principio exhortarnos a reformar nuestro
presente mostrándonos el anti-modelo social al que llevaría la exacerbación de
nuestras cualidades negativas. E1 autor no anima a los lectores a que adopten
el tipo de vida que muestra la anti-utopía, sino que lo pone como ejemplo de la
no realización de ese tipo de vida en sociedad. También se la ha denominado
utopía negativa.
·
Distopía: Se trata de un término recientemente acuñado sobre el que la crítica
no acaba de ponerse de acuerdo. La mayor parte, no obstante, entiende que
podría significar la superación del modelo. En realidad, se trataría de una
utopía/anti-utopía que ha sido ya superada por la realidad. Brave New World,
por ejemplo, podría entenderse como una anti-utopía y una distopía a la vez ya
que se repiten situaciones o planteamientos (la manipulación genética, la
utilización de drogas, la programación del individuo, la deshumanización del
sistema, etc.) que han sido superados ya con creces por nuestra realidad
moderna.
Existe, no obstante, otro tipo de utopía que se
podría denominar Utopía de Viajes. En estos tratados, el viajero utópico
recorre distintos mundos fantásticos y va comentando lo que ve o ha visto a
través de ellos, y el conjunto de sus opiniones, aplicadas a1 mundo de la
realidad, nos permite conocer la postura personal del autor.
De cada uno de estos grupos en los que hemos dividido el género
utópico, podemos elegir una obra que los represente y, basándonos en ella,
estudiar qué caracteriza a cada uno de ellos. En lo que se refiere a
Utopía/Eutopía, la obra más importante es Utopia de Thomas More. Para
ilustrar las anti-utopías o las distopías, nos pueden servir dos obras que
siguen esta forma de expresar las ideas del autor: Brave New World de
Aldous Huxley y Nineteen Eighty-Four de George Orwell. Por último,
respecto a la Utopía de Viajes tenemos como ejemplo más obvio Gulliver´s
Travels de Jonathan Swift. En este caso, aunque parece sólo una narración
de viajes, sin embargo, tiene una carga nada disimulada de fantasía y reúne
características típicas del hombre utópico, de la búsqueda del hombre perfecto.
Jonathan Swift (1667-1745) fue una de las figuras literarias de
más prestigio en su tiempo y uno de los primeros escritores anglo-irlandeses de
ascendencia y educación protestante, clérigo, intelectual y político muy
respetado y que comienza a considerar el problema irlandés desde una óptica
diferente. A Swift se le considera un patriota y un escritor de corte satírico
con ciertos tintes liberales. Es de los primeros que va a analizar la realidad
irlandesa desde una posición beligerante. En aquellos momentos, el intentar
llamar la atención sobre la calamitosa situación irlandesa y proponer
soluciones podría considerarse como algo utópico. Pero él lo hizo y con un
éxito considerable. Miembro de la comunidad anglicana privilegiada pero
cómplice de las reclamaciones de los católicos irlandeses, vive las contradicciones
de tener que defender la supremacía de lo anglicano en un país mayoritariamente
católico. Con el tiempo, sus posiciones fueron madurando y terminó por erigirse
en una voz poderosa de denuncia y de patriotismo sincero. Probablemente, y
debido a su delicada situación política y personal, encontró en la fórmula
utópica y satírica una salida equilibrada para sus denuncias. En este
libro, no obstante, se nota una falta de adecuación entre la doctrina utópica y
el método literario empleado.
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