Pakistán: movilización pidiendo justicia por la violación de una niña cristiana de cinco años por musulmanes.
La violación de chicas y niñas de las minorías religiosas es un fenómeno muy común en Pakistán. Las mujeres cristianas son un objetivo prioritario, porque son más vulnerables e indefensas. La mayoría de los casos ni siquiera se denuncia a la policía y, cuando sucede, a menudo los autores de la violencia quedan impunes.
(Fides) Sigue vivo en la comunidad el reciente caso de Sumbal, niña cristiana de cinco años de edad, violada por un grupo de hombres musulmanes en una calle de Lahore. La movilización de activistas y organizaciones cristianas que piden justicia es cada vez mayor.
Otro caso reciente comunicado a la Agencia Fides por la ONG CLAAS (Centre for Legal Aid Assistance & Settlement») se refiere a un hombre musulmán de Lahore que intentó violar a dos niñas cristianas, hermanas, de 1 y 3 años. La madre de las niñas era una empleada de la casa de un musulmán rico, donde también trabajaba Allah Baksh, que comenzó a acosarla sexualmente. Después de la negativa de la mujer, el hombre fue sorprendido in fraganti mientras intentaba violar a las dos niñas. Baksh fue detenido a raíz de la denuncia, pero la policía está haciendo presión sobre los padres de las niñas para que retiren la denuncia.
Hace unos meses, otro caso ha despertado la indignación: el de una niña cristiana de 9 años que ha sufrido una violación por un grupo de tres jóvenes musulmanes. La violencia contra las niñas se comete con facilidad, dice una fuente de Fides que asiste a las víctimas, en su mayoría debido a que los perpetradores quedan impunes: la injusticia alimenta el círculo vicioso de la violencia.
En 2004, un caso que llego a los medios de comunicación de todo el mundo despertando gran consternación fue la violación brutal de una niña de dos años y medio, Neha Munir violada porque su padre, Munir Masih, un cristiano, se negó a convertirse al Islam. Después de un largo calvario, la familia de Neha ha huido a Canadá. Neha se ha convertido en un símbolo de todos los niños víctimas de abuso en Pakistán.
Otro caso reciente comunicado a la Agencia Fides por la ONG CLAAS (Centre for Legal Aid Assistance & Settlement») se refiere a un hombre musulmán de Lahore que intentó violar a dos niñas cristianas, hermanas, de 1 y 3 años. La madre de las niñas era una empleada de la casa de un musulmán rico, donde también trabajaba Allah Baksh, que comenzó a acosarla sexualmente. Después de la negativa de la mujer, el hombre fue sorprendido in fraganti mientras intentaba violar a las dos niñas. Baksh fue detenido a raíz de la denuncia, pero la policía está haciendo presión sobre los padres de las niñas para que retiren la denuncia.
Hace unos meses, otro caso ha despertado la indignación: el de una niña cristiana de 9 años que ha sufrido una violación por un grupo de tres jóvenes musulmanes. La violencia contra las niñas se comete con facilidad, dice una fuente de Fides que asiste a las víctimas, en su mayoría debido a que los perpetradores quedan impunes: la injusticia alimenta el círculo vicioso de la violencia.
En 2004, un caso que llego a los medios de comunicación de todo el mundo despertando gran consternación fue la violación brutal de una niña de dos años y medio, Neha Munir violada porque su padre, Munir Masih, un cristiano, se negó a convertirse al Islam. Después de un largo calvario, la familia de Neha ha huido a Canadá. Neha se ha convertido en un símbolo de todos los niños víctimas de abuso en Pakistán.
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