(Dirario El Prisma) Por motivos de seguridad y prudencia vamos a mantener en el anonimato al entrevistado de hoy. El lector podrá descubrir por qué a medida que avance en la entrevista. El entrevistado de hoy es un sacerdote trinitario.
¿Qué es un trinitario?
Los trinitarios nacimos en el 1.198, en la época de la invasión musulmana en Europa, cuando empezó la guerra entre el cristianismo y el Islam. San Juan de Mata, que era profesor de Teología en la Universidad de París, veía que quería hacer algo y se ordenó sacerdote. En el momento de la ordenación consta que tuvo una visión que era Cristo sentado, de una mano tenia a un cristiano y de la otra tenía a un musulmán, un africano, como de intercambio, como de redención, luego tuvo la aprobación de Roma, en una capilla que está detrás del Coliseo. Empezó ahí la orden, el Papa aprobó la regla propia de los trinitarios, anteriores a los franciscanos, carmelitas, dominicos…
¿Cuál es la misión de los trinitarios?
Nacimos para el rescate de los esclavos cristianos que estaban en las mazmorras de África, las mazmorras árabes, y a la vez, como había tantos árabes aquí en Europa por el tema de la guerra, pues se intercambiaban, no había otra manera de liberarlos. La primera opción era comprando con dinero a los cristianos que estaban en el norte de África, la segunda era intercambiando musulmanes por cristianos y el último recurso era que los trinitarios se quedasen en las mazmorras porque o no tenían dinero o no tenían a nadie para el intercambio, y así liberaban a los cristianos.
¿Los trinitarios se intercambiaban por los cristianos para que pudieran salvar sus vidas?
Sí, se intercambiaban por los cristianos, para que los cristianos pudieran venir a su casa y ellos se quedaban allá.
Y actualmente un trinitario…
Actualmente somos capellanes de las cárceles en Córdoba, Sevilla, Málaga, Madrid, Herrera de la Mancha, luego tenemos también misión en Madagascar, América Latina y luego tenemos el carisma propio de la redención de esclavos, de la liberación de esclavos y de la ayuda a los cristianos perseguidos.
Y usted, está ahora mismo viviendo ¿dónde?
Yo ahora mismo estoy en Roma.
Y antes de Roma, ¿dónde estaba?
Yo he estado en Egipto, en el Cairo concretamente. Quisimos abrir una casa en Sudán y el gobierno no nos dejó porque es una dictadura islamista y no nos dio permiso, entonces abrimos una casa en El Cairo, que hace frontera con Sudán, con lo que podemos estar entrando y saliendo.
¿Actualmente están en la zona de Egipto comprando esclavos?
Sí, liberando esclavos, entrando y saliendo.
Usted va a Egipto, a Sudán, y ¿cómo va? ¿va a buscar gente musulmana que hayan secuestrado a niños?
No, el problema viene de la Guerra Civil que ha habido en Sudán. El norte es una dictadura islámica y el sur es cristiano pero sobre todo animista -el animismo es la religión de las tribus-. Son dos países diferentes verdaderamente porque el norte es una raza árabe, como si estuvieras en Marruecos, y el sur es negro, absolutamente negro. El gobierno dictatorial ha querido apoderarse siempre del sur porque hay recursos, el norte es todo un desierto y el sur es muy rico, tiene mucha vegetación y petróleo y lo que pasa es que siempre han estado en guerra. Como el gobierno no podía pagar a los militares porque 20 años de guerra son muchos, es un país totalmente empobrecido, de forma que lo que encontrasen los militares era el botín de guerra y lo que encontraban era simplemente las personas. A los hombres no los podían coger porque se rebelaban y entonces había que matarlos y entonces fundamentalmente lo que quedaban eran niños y mujeres. Cuantos más cogía cada uno, más dinero podía sacar, porque luego estaba el mercenario que cuando veía que los aviones llegaban a bombardear un lugar, sabía que los militares iban a entrar después a coger gente. Entones se acercaba el mercenario y compraba a la gente que los militares habían cogido.
¿Y esto sucede actualmente?
Actualmente los mercenarios van con grupos de 100, 200 e incluso 300 personas a hacer las rutas de la esclavitud. En Sudán hay trenes que transportan esclavos, van del sur a El Chad, a Libia, y los mercenarios van vendiendo a los esclavos que tienen. Esto para ellos es muy normal, pero si los venden a occidentales es un problema, porque se puede demostrar que existe la esclavitud, y por eso no es legal que nos los vendan a nosotros.
Su papel ¿dónde?, ¿cuándo entran ustedes en este juego del tráfico de esclavos?
Cuando se sabe que hay un grupo de niños se entra allí, se va viendo el contacto con el mercenario y cuando ya se tiene ese contacto hecho nos dicen: «hay un grupo de tantas personas por tal zona» y entonces se empieza a preparar la entrada. Primero se busca con el avión, se estudia dónde caeremos, todo pensado para que no se vea el movimiento. Aterrizas en un sitio pero luego te tienes que mover, porque enseguida llegan los militares para ver qué está pasando.
¿Se escapan de los militares?
Sí, claro, los occidentales no podemos comprar esclavos, tenemos que entrar a escondidas.
¿Entonces se tienen que mover para encontrar al mercenario?
El mercenario le dice a nuestro contacto que «aquí», pero el avión no queda aquí, pues si llegan los militares fracasamos, así que paramos en otro sitio y salimos corriendo un día, dos días, hasta que llegamos a la zona que nos ha dicho el mercenario.
Cada vez que ustedes están comprando esclavos, están poniendo en juego su vida.
Sí, pero más vidas son las de ellos que las nuestras.
¿Nos podría explicar el testimonio que más le haya impactado?
He visto auténticos esqueletos que se movían y luego veías las cuerdas atadas a las muñecas para que no se escaparan del tronco del árbol al que estaban atados. Había también unas chicas a las que cogieron y las estuvieron arrastrando durante quilómetros, eran unas niñas, aparte de que después las violaron. Si no las hubiéramos comprado hubieran muerto, tenían ya las piernas infectadas de la sangre de las heridas, nadie las cuidaba, los elementos que no sirven para ser vendidos, se van dejando en el desierto para que vayan muriendo.
Ustedes, cuando los compran, ¿dónde los van dejando?
Con otras congregaciones hemos construido centros de acogida. Las familias es muy difícil encontrarlas porque muchas veces están todos sus miembros separados, aún y así lo primero que se hace es buscar a su familia y si no se encuentra, nosotros tenemos centros de acogida en Sudán, donde viven estos niños; hay niñas que ya van a la universidad y están estudiando Medicina.
Y los trinitarios ¿de dónde reciben el dinero para poder comprar esclavos?
Eso no se subvenciona, hacemos peticiones, tenemos donativos, galas benéficas, para sacar dinero para esto, la gente que lo sabe suele dar dinero.
¿Dónde cree que se encuentra la solución para acabar con el tráfico de personas en un futuro?
Personalmente, tal y como está el tema, no creo que se termine. Se termina por un sitio y empieza por otro, ¿habéis oído ahora lo de los niñas que han secuestrado en Nigeria? Viene bien que se sepa pero desgraciadamente eso está pasando desde hace muchos años.
¿Cómo es que estos problemas casi no se conocen en Occidente?
A nadie le interesa tener problemas con ese mundo del que te estoy hablando. Recuerdo hace muchísimos años que fui a París y hubo un problema en un país francófono africano y Francia se inmiscuyó, ese país se enfadó y empezó a poner bombas en el metro en Francia. En Occidente no quieren tener problemas, todos callan. Nosotros hicimos compra de esclavos y se mandó el vídeo a Naciones Unidas hace muchos años, todavía no se ha recibido respuesta, nadie quiere saber nada. Si tú das la cara por esta gente que ni siquiera los conoces y que te van a dar problemas en tu país, la gente de tu país se va a quejar de ti, ¿qué estás haciendo?, en el momento que no se tenga globalización, no de técnica, no de medios, no de todo esto, sino globalización de ver el mundo como una sola entidad de la que todos formamos parte y que nos afecta lo que le sucede al otro lado, nunca se va a solucionar esto y seguiremos luchando unos por un sitio y otros por otro…
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