martes, 5 de octubre de 2010

La candidata favorita a la presidencia de Brasil cambia de opinión y asegura que no legalizará el aborto.

(Agencias) «Existe una cantidad enorme de mujeres en Brasil que mueren por abortar en circunstancias precarias» dijo la candidata en esa entrevista hace un año. «No creo que ninguna mujer sea favorable al aborto. Es una violencia contra la mujer. La legislación vigente ya prevé los casos en los que el aborto es factible y no creo necesario ampliarlos», asegura ahora Rousseff en referencia a los hechos de violación o riesgo de muerte para la madre.



La candidata oficialista dio su definición sobre el tema durante un debate entre los candidatos a la Presidencia organizado por la Iglesia católica brasileña, lo que le permitió definir su postura luego de haber sido acusada de abortista en la campaña.



Se da también la circunstancia de que, además del voto católico, en Brasil es cada vez más importante el voto de los cristianos evangélicos, que en su inmensa mayoría es contrario a cualquier legislación pro-abortista. De hecho, la mayoría de los pastores evangélicos habían pedido a sus fieles que no voten a Rousseff por sus posiciones a favor de la despenalización de la interrupción del embarazo.



Cambio de discurso por motivos electorales

Sus dos mayores adversarios en las elecciones, el socialdemócrata, José Serra, y la candidata del Partido Verde, Marina Silva, se declararon desde el principio contrarios a la despenalización del aborto a causa de la fuerte presión religiosa. Ambos acusaron ayer a su rival de haber cambiado de postura «por motivos electorales» y le acusaron de tener dos caras.

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