
El sacerdote explica que “entre ayer por la tarde y esta noche, hemos oído varias explosiones muy fuertes en la distancia, con el contrapunto de la actuación de las defensar aéreas de Libia"
“La pequeña comunidad católica se ha reducido - afirma Mons. Martinelli -. Hoy deben marcharse un centenar de personas, entre enfermeras filipinas y trabajadores de otras nacionalidades, que desean abandonar el país. Pero en los hospitales todavía hay muchas enfermeras filipinas que continúan su trabajo. En nuestras celebraciones participan sólo los inmigrantes africanos. Y siempre es un hermoso testimonio de fe en estos tiempos tan difíciles”.
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