Los laicistas se enorgullecen de la quema de iglesias. Y el Gobierno, ¿qué hace?-

(Intereconomia). Un grupo de laicistas radicales quieren organizar una procesión insultante para los creyentes el Jueves Santo. Evitemos que los fascistas se impongan.
Un grupo de laicistas radicales (ellos se hacen llamar ateos pero creo que la mayoría de ateos son respetuosos con los creyentes) quieren organizar una procesión insultante para los creyentes el Jueves Santo. Pero no sólo eso sino que quieren rendir tributo a la quema de las Escuelas Pías en Madrid haciendo una parada allí.



¡Se enorgullecen de que se quemaran iglesias! Esto está llegando a unos extremos inaceptables para una democracia.



Los portavoces de esas asociaciones radicales y peligrosas no se esconden. Mientras uno dice que



"Somos un frente de ideas que estamos exclusivamente para castigar a la conciencia católica. Nuestro propósito es hacer daño en las ideas de la gente. No nos andamos con contemplaciones..."



otro dice que:



“Esa Iglesia (las Escuelas Pías) la quemó el pueblo de Madrid, en la revuelta que hubo con la República. Para nosotros es una referencia imprescindible”.



Poco a poco vamos conociendo un poco más a estos personajes incendiarios. No quieren construir sino destruir. No quieren discutir sino imponer y atemorizar. No quieren convivir sino reprimir. Fascismo puro y duro. Y lo peor de todo es que las autoridades públicas se lo permiten. Permiten que los creyentes seamos insultados, menospreciados, atacados e, incluso y según sus palabras, castigados. Por el simple hecho de tener fe.



No sé si esto lo leerá alguien del Gobierno o de esos grupos fanáticos pero, por si acaso, a ver si se dan cuenta de quiénes son los tolerantes y respetuosos (los creyentes) y quiénes los agresivos intolerantes (ellos). Tan grande es la diferencia entre unos y otros que yo no tendría ningún reparo en que celebraran sus creencias (o falta de ellas) en público. Al revés, les animo y defenderé que lo hagan libremente. Siempre que esas manifestaciones no impliquen pisotear y escupir en las creencias del resto (que es lo que plantean esta vez). Como hacemos los creyentes, que creemos y, por supuesto, dejamos al resto no creer en libertad.



Por nuestra parte vamos a hacer todo lo que esté legalmente en nuestra mano para evitar el insulto, la blasfemia y la infamia. Por lo pronto, exigir la actuación de la delegada del Gobierno en Madrid para evitarlo. Os animo a mandar la carta a la delegada del Gobierno a través de HazteOir.org.