lunes, 11 de julio de 2011

Benedicto XVI a la FAO: “también la comida está convirtiéndose en objeto de especulación o está unido a las tendencias de un mercado financiero que está anclado en el único objetivo del lucro.

Ciudad del Vaticano (Agenzia Fides) - Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "La pobreza, el subdesarrollo y el hambre son a menudo el resultado de la actitud egoísta que viene del corazón del hombre y que se manifiesta en su acción social, en el comercio, las condiciones del mercado, la falta de acceso a los alimentos y como resultado la negación del derecho fundamental de toda persona a comer y luego a no padecer hambre". Lo ha afirmado el Santo Padre Benedicto XVI recibiendo en Vaticano , el 1 de julio, a los participantes de la 37 Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (F.A.O). El Papa ha proseguido diciendo “¿Cómo podemos ignorar el hecho de que los alimentos se han convertido en objeto de especulación, o están relacionados con la evolución de los mercados financieros que, sin reglas claras y carentes de principios morales, están vinculados al único objetivo de la ganancia? La fuente de alimentación es una condición que afecta el derecho fundamental de la vida”.
En su discurso Benedicto XVI ha recordado que “el momento de crisis que ahora abarca todos los aspectos de la realidad económica y social pide ... todo lo posible para contribuir a la eliminación de la pobreza, primer paso para la liberación de los millones de hombres hambrientos, mujeres y niños que no tienen el pan de cada día”. Las causas de tales situaciones aun no se pueden buscar únicamente en los aspectos unidos a la técnica. "Es urgente un modelo de desarrollo que considere no sólo la amplitud de las necesidades económicas o la fiabilidad técnica de las estrategias a seguir, sino también la dimensión humana de cada iniciativa y que sea capaz de lograr la verdadera hermandad ... En esta perspectiva, las instituciones de la Comunidad Internacional están llamadas a trabajar coherentemente con su mandato de defender los valores propios de la dignidad humana mediante la eliminación de las actitudes de cierre y sin dejar espacio a peticiones particulares que pasan como intereses generales".
El Pontífice ha reservado un particular recuerdo “a la situación de millones de niños, que son las primeras víctimas de esta tragedia, condenados a una muerte precoz, a un retraso en su desarrollo físico y psíquico u obligados a formas de explotación para recibir un mínimo de nutrición”. Se necesita sostener las iniciativas para “descubrir el valor de la empresa familiar y sostener el papel central para conseguir una estable seguridad alimentaria... La familia rural es un modelo no sólo de trabajo, sino de vida y de expresión concreta de la solidaridad, donde se confirma el papel esencial de la mujer”.
Al final el Santo Padre ha destacado que garantizar la seguridad alimentaria a las generaciones presentes y a aquellas que vendrán “también significa proteger de una frenética explotación los recursos naturales desde la carrera y del consumo desmedido parece hacer caso omiso de atención a la diversidad genética y biológica, tan importante para las actividades agrícolas. Pero la idea de la propiedad exclusiva de estos recursos se opone a la llamada de Dios a los hombres y las mujeres para que en el "cultivar y guardar" la tierra promuevan el uso participativo de los bienes de la Creación, algo que las normas multilaterales y las actividades internacionales sin duda pueden contribuir a alcanzar”. (SL) (Agenzia Fides 2/07/2011)

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