Uno de los cardenales que ha pedido al Papa aclaraciones sobre la Amoris Laetitia
Cardenal Caffarra: «Sólo un ciego puede negar que en la Iglesia existe gran confusión»
«Una iglesia con poca atención a la doctrina no es una iglesia más pastoral, sino una iglesia más ignorante». Es un examen que forma parte de la primera de dos premisas que el cardenal Carlo Caffarra coloca en una larga entrevista concedida al vaticanista del diario Il Foglio, Matteo Matzuzzi.
(InfoCatólica) El Arzobispo emérito de Bolonia, uno de los cuatro cardenales que han presentado las dubia al Papa sobre la interpretación de Amoris Laetitia, interviene en el debate haciendo referencia a los que insinúan que los cuatro cardenales están actuando para dividir la iglesia.
«La división entre los pastores es la causa de la carta que hemos dirigido a Francisco. No su efecto». Por otra parte, el cardenal, quien es teólogo moral ex colaborador de San Juan Pablo II, especifica que «existe para nosotros, cardenales, la grave obligación de aconsejar al Papa en el gobierno de la Iglesia. Es un deber y los deberes obligan».Teniendo en cuenta que «sólo un ciego puede negar que en la Iglesia existe gran confusión», Caffarra explica que «pensar en una praxis pastoral no fundada y arraigada en la doctrina, significa fundar y radicar la práctica pastoral en la arbitrariedad». En este sentido es interesante también la excusa acerca del desarrollo de la doctrina en Amoris Laetitia, uno de los argumentos teológicos esgrimidos repetidamente por el cardenal Christoph Schönborn, en un intento de explicar la evolución sobre la práctica para el acceso a los sacramentos por parte de los divorciados en nueva unión.
«Si hay un punto claro, es que no hay ninguna evolución donde hay contradicción». El problema «es ver si los famosos parágrafos n. 300-305 de Amoris Laetitia y la famosa nota n. 351 están o no en contradicción con el Magisterio precedente de los Pontífices que han enfrentado el mismo problema. Según muchos obispos, es inconsistente. Según muchos otros, no se trata de contradicción sino de un desarrollo. Y es por lo cual hemos pedido una respuesta al Papa».El quid de la controversia es explicado por el cardenal de esta manera:
«¿El Ministro de la Eucaristía (generalmente el sacerdote) puede dar la Eucaristía a una persona que vive more uxorio con una mujer o un hombre que no es su esposa o su marido y no tiene intención de vivir en continencia? Las respuestas son dos: o sí o no. Quien tenga en cuenta Familiaris Consortio, Sacramentum Caritatis, el Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la iglesia Católica, a la pregunta planteada responderá que No. Un No válido hasta que los fieles en cuestión se propongan abandonar el estado de la convivencia more uxorio. ¿Amoris laetitia ha enseñado que, dadas ciertas circunstancias precisas una vez recorrido cierto camino, los fieles pueden acercarse a la Eucaristía sin comprometerse a la continencia? Hay obispos que nos han enseñado que se puede. Por una simple cuestión de lógica, entonces se debe también enseñar que el adulterio en sí mismo, per se, no es un mal. No es pertinente apelar a la ignorancia o al error sobre la indisolubilidad del matrimonio, un hecho por desgracia generalizado. Este recurso tiene un valor interpretativo, no orientativo. Debe usarse como un método para discernir la imputabilidad de las acciones ya realizadas, pero no puede ser principio para realizar acciones futuras. El sacerdote tiene el deber de iluminar a los ignorantes y corregir al que yerra».Otro punto clave de las dubia presentadas al Papa, que también está en la base del nodo que explicó el cardenal, tiene relación con algunas doctrinas claramente desarrolladas por la encíclica Veritatis splendor.
«Una de las enseñanzas fundamentales del documento», dice el cardenal, «es que existen actos que pueden calificarse como deshonestos por sí mismos y en sí mismos, independientemente de las circunstancias en que se hacen y la finalidad que se propone el agente. Y agrega que negar este hecho puede conducir a negar sentido al martirio (véanse los párrafos 90-94)». Y luego plantea la cuestión de la conciencia, igualmente polémica en Amoris Laetitia.Agrega también el Cardenal que:
«Hay un pasaje de Amoris Laetitia, en el número 303, que no es claro; parece – repito: parece – admitir la posibilidad de que haya un juicio verdadero de la conciencia (no invenciblemente erróneo; esto ha sido siempre admitido por la Iglesia) en contradicción con lo que la Iglesia enseña como atinente al depósito de la Divina Revelación. Parece. Y por eso hemos formulado la pregunta al Papa». Por último, una observación para reflexionar: No digas nunca a alguien: “Sigue siempre tu conciencia”, sin añadir inmediatamente y siempre: “ama y busca la verdad sobre el bien”. Le pondrás en las manos el arma más destructiva de su humanidad».
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