viernes, 17 de septiembre de 2010

El Papa hará historia visitando la abadía de Westminster.

Con este acto, Benedicto XVI quiere simbolizar el acercamiento entre católicos y anglicanos.

El Papa Benedicto XVI. EFE

(EFE). El Papa Benedicto XVI llegó la pasada noche a Londres, en la tercera etapa de su visita al Reino Unido, donde hará historia visitando la abadía de Westminster, en un acto que quiere simbolizar el acercamiento entre católicos y anglicanos.
 Procedente de Glasgow (Escocia), el Pontífice fue recibido en el aeropuerto londinense de Heahtrow por el alcalde de la ciudad, Boris Johnson, que le
acompañó hasta el vehículo que le trasladará a la sede la Nunciatura
Apostólica en la localidad de Wimbledon.
El Papa participará a un acto religioso en el templo más importante de la Iglesia Anglicana y se convertirá en el primer obispo de Roma que visita el lugar, donde la mayoría de los monarcas de este país han sido coronados desde 1066, incluido el rey Enrique VIII, responsable de la ruptura de Inglaterra con Roma.



"Será un momento histórico", manifestó en vísperas de la visita el arzobispo Vincent Nichols.



El Papa y el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, rezarán ante la tumba de San Eduardo el Confesor, rey de Inglaterra entre 1045 y 1066, que fue canonizado como recompensa a su apoyo a la Iglesia Católica durante su reinado.



Será el último acto de su segunda jornada de la visita de Estado de cuatro días al Reino Unido, que comenzará con una misa privada en la capilla de la Nunciatura Apostólica, lugar de residencia del Papa mientras esté en Londres.



Posteriormente, se reunirá con líderes de otras confesiones religiosas y con 4.000 estudiantes, y realizará otra visita histórica al Palacio Lambeth, residencia oficial en Londres desde el siglo XV del arzobispo de Canterbury, líder de la Iglesia Anglicana.



En el encuentro participarán obispos de ambas confesiones religiosas y el final de esta reunión marcará el momento en que los londinenses podrán saludar al Papa cuando se traslade en el "papamóvil" con dirección al Parlamento de Westminster, cruzando el puente de Lambeth, hacia la otra orilla del río Támesis.



El Pontífice hablará en Westmister Hall, lugar las coronaciones y las primeras sesiones del Parlamento británico, y se detendrá en el lugar donde Tomás Moro fue condenado a muerte en 1535 por negarse a renegar a su fe católica.



Estarán presentes, entre otros, los ex primeros ministros Margaret Thatcher, John Major y Tony Blair.



El Papa estará en Londres hasta el sábado, jornada en la que recibirá al primer ministro, David Cameron, y ofrecerá una misa en la catedral de Westminster, además de participar en una vigilia de rezo al aire libre en Hyde Park, a la que se espera que asistan 85.000 personas, en víspera de la beatificación del cardenal Newman.



La elevación a los altares de John Henry Newman, intelectual convertido desde el anglicanismo, será el momento central del cierre de la visita de Estado el domingo en la ciudad de Birmingham (norte de Inglaterra), en otra misa multitudinaria al aire libre.



En su primera jornada de visita, que le llevó a las ciudades escocesas de Edimburgo y Glasgow, el Papa usó palabras duras para calificar la gestión de los casos de curas pederastas y reconoció por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente "vigilantes, veloces y decisivos" a la hora de afrontar los abusos sexuales a menores.



Con esa reflexión sobre los errores de la Iglesia llegó a Edimburgo, donde fue recibido por la reina Isabel II y por los fieles que se congregaron en el centro de la ciudad, que celebró la fiesta de San Niniano, el primer evangelizador de Escocia.



En una recepción celebrada en el palacio de Holyroodhouse, el Papa pronunció el primero de los 16 discursos previstos en el viaje, en el que denunció el "secularismo agresivo" que "no aprecia o siquiera tolera" los valores tradicionales y pidió a los británicos que mantengan sus raíces cristianas.



Desde Edimburgo, el Papa se trasladó a Glasgow, donde ofició una misa ante unas 70.000 personas en la que condenó la "dictadura" del relativismo, que, dijo, amenaza con oscurecer la verdad del hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.