lunes, 31 de diciembre de 2012

El Día del Juicio final.

¿Tienes miedo de ser juzgado por Jesús? ¡No lo tengas! El Día del Juicio final es una buena noticia para nosotros, y malas noticias para el mal.
Considera que la Biblia, en su totalidad, es la historia de la salvación - es tú historia, tú viaje al cielo: Empezó con... había una vez en el libro de Génesis, cuando Dios creó la humanidad y supo perfectamente que TÚ serías finalmente una de sus obras maestras. ¡Él dijo, "Esto es bueno"! Él no hablaba genéricamente. Él no hablaba sólo acerca de Adam y Eva y los hombres primitivos. El Creador que todo lo sabe se refería a ti, también. ¡"Esto es bueno"! él dijo acerca de ti en el momento que fuiste concebido en la matriz de tu madre. Tú llegaste a ser su hijo precioso cuando tu vida empezó; no cuando tomaste tú primer aliento, ni cuando tú corazón fetal comenzó a palpitar, sino cuando Dios seleccionó un esperma de 200 millones para unirla con un ovulo, creando a una personal especial que eres tu. A través de tú vida fuera de la matriz, tú has sido como los israelitas en el Antiguo Testamento: tú has estado viajando hacia el Salvador, desviándote a veces en direcciones equivocadas, alcanzando finalmente la tierra prometida donde te encuentras ahora. Tú historia terminará en el libro de Apocalipsis, cuándo el cielo sea revelado a ti en toda su gloria. En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús y los discípulos discuten el día del juicio final. El Salmo Responsorial dice: "El Señor juzgara a los pueblos con rectitud". En la primera lectura, Jesús recoge dos clases de cosechas: la cosecha de la tierra y la cosecha de la viña. En la cosecha de la tierra, todas las personas de Dios son reunidas en el cielo. Esta escritura conecta hacia Mateo 9:37, donde Jesús pidió un aumento de trabajadores para trabajar en los campos de la cosecha del reino de Dios. En la cosecha de la viña, todo el mal es cortado de la tierra y destruido. Este verso se conecta hacia Isaías 63:3, donde las prendas de vestir del Mesías son manchadas por la sangre del malhechor.
Estamos agradecidos por su curación sacrificial de nuestra maldad. Por lo tanto, ya nosotros seremos redimidos. Cuando morimos, nosotros los redimidos seremos bendecidos y nos alegraremos, porque hemos sido liberados del mal. (Aun los que están en el purgatorio se alegran, porque ellos se han escapado de Satanás y sus planes destructivos). Mientras tanto, Jesús nos advierte que tengamos cuidado de creencias falsas y decisiones paganas o antirreligiosas. Mientras nosotros continuamos viviendo nuestra historia en la tierra, las heridas y las luchas y otras batallas que soportamos son utilizadas por Dios - si coincidimos - en reforzar nuestra vida victoriosa. Los "terremotos" de planes interrumpidos, las "hambres" del amor insuficiente de los demás, y las "pestes" de las enfermedades y dificultades son todas convertidas por Dios - si permitimos que él lo haga - para que ningún mal tenga ningún tipo de victoria. Donde parezca estar ganando el mal en este momento, es solo temporal. Jesús ya ha ganado la batalla. AMEN.

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