Bula
de convocatoria del Concilio Vaticano II
LA
BULA Presentaron la edición facsimilar de la constitución apostólica con la que
Juan XXIII, en diciembre de 1961, convocó al Vaticano II ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO No se trata de un “misterio”;
probablemente se trate solamente de un descuido (o un “salto por
homoioteleuton” como dirían los eruditos), pero es un hecho que la referencia a
los «fideles laicos » del último borrador del texto latino de la constitución
apostólica “Humanae salutis”, con la que el Papa Juan XXIII convocó al Concilio,
el 25 de diciembre de 1961, desapareció. Hoy se ha habló sobre este caso en el
Aula Vieja del Sínodo en el Vaticano, durante la presentación de la quinta
publicación de la colección “Exemplaria praetiosa”: la preciosa edición de la
bula “Humanae salutis”, que llevó a cabo Scrinium por encargo del Archivo
Secreto Vaticano. Con las ganancias de esta publicación (destinada a los
coleccionistas en la edición limitada y a un público más amplio de examinadores
en la edición más sobria) se financiará la restauración de algunos de los
documentos más raros que componen los 84 kilómetros de documentos conservados
en el Archivo. Participaron en la presentación (bajo la
moderación del vaticanista italiano Fabio Zavattaro) monseñor Jean-Luis
Bruguès, Archivista y Bibliotecario de Santa Romana Chiesa, el Prefecto del
Archivo Secreto, monseñor Sergio Pagano (autor del comentario al volumen y del
estudio ecdótico entre las diferentes versiones del documento) y el historiador
Alberto Melloni, director de la Fundación para las Ciencias Religiosas de
Boloña. El mismo Prefecto Pagano se refirió al “mini-misterio” de
las palabras que desaparecieron del pergaminomanuscrito de la bula. «Por una
circunstancia fortuita –dijo– poseemos todas las minutas, todas las correcciones,
y, por lo tanto, fue posible reconstruir cada mínimo paso del trabajo de
preparación de la bula». Un texto que siempre ha sido definido como una
«constitución apostólica», porque lleva ese título, pero que en realidad, como
explicó Pagano en su estudio, debe ser considerado más como una bula papal. «La
noche antes de que firmara el Papa, que se llevó a cabo el 25 de diciembre de
1961, el texto con las últimas correcciones fue enviado a “L’Osservatore
Ormano” y a la Papelería Apostólcia. En la versión que publicó el periódico
vaticano, el término “fideles laicos” aparece, mientras que estas dos palabras
desaparecieron en el texto original manuscrito de la bula, que habla solo de
“christi fideles”». Con respecto a las correciones, el Prefecto del
Archivo Secreto Vaticano también recordó que incluso el secretario particular
de Juan XXIII, monseñor Loris Capovilla, propuso algunas correcciones (a lápiz)
y siempre estaba muy atento en el uso de términos «que no hirieran la
sensibilidad de los ateos, de los no creyentes, de los hermanos cristianos de
otras confesiones». En cambio, las correcciones de monseñor Pericle Felici,
secretario del Concilio, demostraban su preocupación «por las consecuencias
eclesiales internas y por la relación con la Curia romana».
Melloni explicó que en la “Humanae salutis” se expresa la idea del Concilio que
tenía Juan XXIII: «El discurso con el que en enero de 1959 Papa Roncalli
anuncia a los cardenales reunidos en la Basílica de San Pablo extramuros su
intención de convocar a un concilio, el texto de la bula y la alocución “Gaudet
Mater Ecclesia” del 11 de octubre de 1962, día del inicio del Vaticano II,
demuestran un desarrollo coherente. Ya desde la bula se notan estos aspectos:
un renovado clima de confianza y el horizonte ecuménico». Melloni, además,
agradeció a Pablo VI por haber querido poner a disposición de los estudiosos
todos los documentos del Concilio. Al responder a una pregunta
sobre la aplicación y la actualidad del Concilio Vaticano II hoy, monseñor
Pagano hizo una alusión a la reforma litúrgica y a los «rumores discordantes y
extraños»: «Cuando hoy veo en ciertos altares de las basílicas esos siete
candelabros de bronce que rodean la Cruz, pienso que se ha entendido muy poco
de la constitución sobre la liturgia “Sacrosanctum Concilium”». Una referencia
a algunas decisiones relacionadas con la preparación del altar que
caracterizaron el Pontificado de Benedicto XVI.
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