jueves, 25 de diciembre de 2014

Los miembros de la Curia deberian leerse mas a menudo el Evangelio en clave de revisión de vida.

A cuenta de lo ocurrido con la curia en estas navidades el Papa para hacer una buena reforma deberia nombrar por cinco años y después devolver a cada curial a cura de pueblo y asi tambien en los obispados. Acabar ya con la carrera eclesiástica. Así acabaría con el carrerismo que tanto critica, de forma muy acertada, pero poco practica.

Curiosa la entrevista y al mismo tiempo iluminadora de los males de la Iglesia, que tan acertadamente ha resaltado el papa francisco, la del  cardenal Gionvanni Lajolo, el cual  no sale todavía del estupor que le produjo el discurso de Navidad del Papa Francisco. "Francamente, no había sucedido nada parecido nunca antes", le dijo al diario italiano La Stampa.
Lajolo fue canciller del Vaticano y añoró los encuentros protocolares de fin de año. "Antes, siempre -dijo-  el intercambio de felicitaciones navideñas entre el Papa y la Curia romana es una ocasión protocolar”, para “hacer repaso del año” y sigue un “esquema preciso”, indicó el purpurado y diplomático que durante muchos años ha ocupado algunas de las más importantes oficinas de la Santa Sede.
 “Es la primera vez que sucede: nunca un Papa nos había descrito a nosotros, los curiales, un catálogo de patologías sobre las que reflexionar”, analizó, todavía sin poder salir del asombro, en su diálogo con el periodista Giacomo Galeazzi.
El purpurado consideró:  “Los siete vicios capitales están en cada uno de nosotros. También el Papa se define a sí mismo pecador y pide continuamente que recemos por él. Y si él es pecador, figurate nosotros. Los escándalos existirán mientras exista el mundo. Lo dice el Evangelio: es necesario que los escándalos sucedan pero cuidado con aquellos que los provocan. Es palabra de Cristo, para nosotros incustionable”.

 “Otros años en esta ocasión en general los Papas anteriores se limitaban a reevocar los hechos más relevantes del año, a hacer un repílogo de los principales eventos para la Iglesia universal y los puntos clave de su actividad apostólica. Por eso se podía esperar que Francisco hablase de los viajes en Tierra Santa y en Turquía, y sin embargo, no ha dicho ni una palabra. Quizá haga referencia a éstos en el discurso a los embajadores en el Vaticano”.
Indicó, asimismo, que  “es un deber de los superiores de la curia hacer en modo que estas cosas no sucedan. Y como principal responsable, el Papa es el primera persona que se tiene que ocupar. La reforma de las instituciones es necesaria pero sirve también la conversión de los corazones. La Iglesia va siempre reformada, sobre todo la Curia en la cual confluyen tensiones y problemas de todas las Iglesias locales del planeta”.
Y finalizó:  “Es útil que las estructuras eclesiásticas se conviertan en algo más simple y eficiente, pero dentro están los hombres cuyo corazón está lleno de confusión. Creo que es más actual que nunca la pregunta del histórico romano Tácito: ¿para qué sirven las buenas leyes si no existen las buenas costumbres?. Las conductas honestas no se establecen por ley. Francisco nos exhorta a reflexionar atentamente sobre nuestros comportamientos y nuestras debilidades, pensando al mal que se hace. Comenzando por los chismes y las habladurías que matan, envenenan el clima”.

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