El papa alemán Benedicto XVI visitó hoy las Fosas Adreatinas de Roma para conmemorar a las más de 300 víctimas fusiladas por las SS el 24 marzo de 1944 en represalia por un atentado de la resistencia italiana.
El Sumo Pontífice conmemoró a las más de 300 víctimas fusiladas por las SS el 24 marzo de 1944 en represalia por un atentado de la resistencia italiana.
El pontífice acudió al lugar por invitación de la Asociación Nacional de Familias Italianas de los Mártires caídos por la libertad de la patria (ANFIM). La masacre de las "Fosas Adreatinas" es considerada hasta hoy una de las mayores perpetradas por los nazis en territorio italiano.
"Lo que ocurrió aquí el 24 de marzo de 1944 es una terrible ofensa a Dios en forma de violencia arbitraria contra personas, que es la más reprobable consecuencia de la guerra", dijo el papa visiblemente conmovido durante un breve discurso frente a la entrada a las fosas.
Antes depositó rosas rojas frente al monumento a las víctimas, tras lo que visitó las tumbas y rezó. El máximo representante de la Iglesia católica acudió acompañado, entre otros, por el gran rabino de Roma, Riccardo Segni, la presidenta de la ANFIM así como por representantes del Ejército.
El 23 de marzo de 1944 partisanos comunistas perpetraron un atentado en la Via Rasella, en el centro de Roma, en el que perdieron la vida 33 soldados de las SS de la brigada policial "Bozen". Las fuerzas de ocupación alemanas exigieron respresalias inmediatas. Después de un primer plan de volar por los aires todo ese distrito romano, Berlín dio finalmente la orden de matar por cada efectivo de las SS abatido en el atentado a diez rehenes italianos.
En la tarde del 24 de marzo 335 personas entre los 15 y los 75 años, prisioneros de las SS, judíos, partisanos, pero también transeúntes detenidos aleatoriamente, fueron asesinados en las Cuevas Adreatinas. Las cuevas de toba, una especie de piedra caliza, se convirtieron sus fosas.
Antes que Benedicto, visitaron el monumento los papas Pablo VI y Juan Pablo II.
Fosas Ardeatinas
ResponderEliminarLa Masacre de las fosas Ardentinas fue una acción llevada a cabo el 24 de marzo de 1944 por las tropas de ocupación de la Alemania nazi en Roma, en la cual fueron asesinados 335 civiles italianos.
La Masacre de las fosas Ardeatinas fue una represalia nazi, ordenada personalmente por Hitler, a raíz de un ataque del grupo partisano GAP (Gruppo Azione Patriotica) el 23 de marzo de 1944 en Roma, Via Rasella. El blanco fue la 11ª compañía del 3er batallón del Polizeiregiment Bozen. Este batallón había sido conformado en octubre de 1943 con italianos germanoparlantes de la norteña provincia de Bolzano (Bozen en alemán). Muchos de ellos eran veteranos del ejército italiano que habían servido en el frente ruso y optado por enrolarse en la policía antes que regresar a Rusia con la Wehrmacht. El ataque fue llevado a cabo por 16 partisanos; emplearon un artefacto explosivo casero consistente en 12 kg de TNT empacados en una caja de acero, que a su vez fue insertada en una bolsa que contenía otros 6 kg de TNT y tubos de hierro rellenos de TNT. La bomba fue escondida en un carrito de basura y puesta en posición por un partisano disfrazado de barrendero, mientras que los otros actuaban como vigías. El detonador se encendió cuarenta segundos antes de que los policías llegasen al lugar donde se hallaba la bomba. La explosión causó la muerte instantánea de 28 policías (tres más morirían en días posteriores) y dos civiles italianos. Los partisanos, algunos de los cuales arrojaron bombas de mano a los soldados o dispararon sobre ellos, lograron huir indemnes mezclándose entre los transeúntes.[1]
La matanza fue organizada y dirigida por Herbert Kappler, en aquel entonces comandante de la Gestapo en Roma y responsable de la redada del gueto judío en 1943 y de las torturas cometidas contra los partisanos detenidos en la cárcel de Via Tasso. Las víctimas fueron sacadas de la cárcel romana de Regina Coeli, lugar en el que se encontraban detenidas por ser judíos o miembros de la resistencia italiana. Las fosas, antiguamente cavas de arena, fueron utilizadas para cometer y ocultar la masacre, y, después de la guerra, convertidas en un santuario para recordar los hechos.
Después de la guerra, Kappler fue enjuiciado y condenado por un tribunal italiano y enviado a prisión. Enfermo de cáncer, logró fugarse del hospital militar del Celio escondido en una maleta, pocos años antes de morir. El principal colaborador de Kappler, el capitán de las SS Erich Priebke, fue arrestado y condenado por la Masacre de las Fosas Ardeatinas después de una larga permanencia en Argentina.