La guerra de China contra las mujeres y las niñas.
Por Edward Pentin
ROMA, lunes 6 de junio de 2011 (ZENIT.org).- “La política china del hijo único provoca más violencia contra las mujeres y las niñas que cualquier otra política del mundo, que cualquier otra política oficial en la historia del mundo”.
Son apasionadas palabras de Reggie Littlejohn, una fiscal de E.E.U.U que fundó el Women's Rights Without Frontiers – una coalición internacional en contra del aborto forzoso y la esclavitud sexual en China. Una californiana que en su juventud trabajó junto a la Madre Teresa en los barrios pobres de Calcuta, Littlejohn comenzó en la política cuando representó a refugiados chinos que pedía en asilo político en Estados Unidos en 1990.
“Primero fueron perseguidos por ser cristianos y esterilizados a la fuerza”, recordó. Esto abrió dos mundos nuevos para mí, que no conocía antes”.
Hablando con ZENIT en una visita reciente a Roma, Littlejohn resumió la política del hijo único con un titular “la guerra de China contra mujeres y niñas”. Los abortos forzosos entre las mujeres que violan la política son comunes en un país y a veces los practican cuando ya se han cumplido los nueves meses de embarazo. Pueden ser muy violentos, dijo Littlejohn, “las mujeres mueren junto a sus bebés al final del embarazo”.
Pero la brutalidad del aborto forzado un es la única violación de los derechos humanos causada por la tristemente famosa “política de planificación familiar”. Esto conduce a un génerocidio por la preferencia tradicional china por los chicos, siendo las niñas objeto desproporcionado del aborto, abandono e infanticidio. Esto conduce tanto a una esclavitud sexual como a la eliminación de bebés niñas, que ha provocado un aumento del tráfico de mujeres de los países vecinos a China, ya que hay 37 millones de hombres más que mujeres.
Y aunque la conexión no se ha probado del todo, esta política puede ser la causa del elevado porcentaje de suicidios femeninos en China (la Organización Mundial de la Salud dice que es el país con el porcentaje de suicidios de mujeres más alto del mundo, con aproximadamente 500 mujeres chinas que terminan con su vida cada día). “No creo que no esté relacionado con el aborto forzoso, con la esterilización forzosa y con el infanticidio”, dijo Littlejohn.
No sólo son las mujeres y las niñas las víctimas. De acuerdo con numerosas historias que se han filtrado fuera de China gracias a personas que han puesto en riesgo sus vidas, el gobierno también aplica una variedad de métodos despiadados a los miembros de la familia para hacer obedecer esta política.
“Las tácticas usadas son absolutamente aterradoras”, dijo Littlejohn. Recordando un incidente documentado en marzo de este años, contó que los funcionarios de planificación familiar fueron a casa de un hombre para apoderarse de su hermana y obligarla a esterilizarse. “Como ella no estaba en casa, comenzaron a golpear a su padre. Cuando el hombre intentó defender a su padre, uno de los funcionarios de planificación familiar cogió un largo cuchillo y le apuñaló dos veces en el corazón y el hombre murió. Esto es asesinato”.
Sin embargo, el asesino no ha sido todavía detenido, y a pesar de que la familia está intentado hacer que la historia salga a la luz, los medios de comunicación rehúsan hacerse eco. “Los funcionarios de planificación familiar están por encima de la ley, pueden hacer cualquier cosa y salirse con la suya”, dijo Littlejohn. “Lo que están haciendo es aterrorizar a la población”.
Las estadísticas relacionadas con la política del hijo único son asombrosas. Desde que comenzó aplicarse en 1979, las autoridades informan de que se han evitado 400 millones de vidas. El gobierno dice también que se realizan 13 millones de abortos cada año. Esto son 1.458 abortos realizados cada 60 minutos o, como Littlejohn afirmó, “una masacre como la de la plaza de Tiananmen cada hora”.
“Lo irónico de esto es que China instituyó esta política del hijo único por razones económicas”, explicó Littlejohn. “Se querían reducir los boles de arroz que llenar con el fin de ahorrar dinero, pero esto se ha convertido en una sentencia de muerte económica para China”.
Ella da razones para esto. La primera es la disparidad de sexos, 37 millones más de hombres, lo que conduce a un tráfico humano y a la esclavitud sexual entre China y los países de alrededor. La segunda es que China sufrirá pronto el envejecimiento de la población sin gente joven que lo apoye. Ella lo llama un “tsunami senior” que predice que ocurrirá alrededor de 2030.
“No tienen seguridad social y que yo sepa no tiene ningún plan efectivo de como manejar la situación de esta población de mayores que se va a producir pronto”, dijo. Por esta razón ella está preocupada “por el principio de la vida y por el final”, comentó Littlejohn, y teme que de la misma manera que han forzado el aborto al principio de la vida, “¿no forzarán el final de la vida cuando se enfrenten a este “tsunami senior?”. Destacó que los chinos tienen una cultura de respeto a los mayores, pero se pregunta si el apoyo a la eutanasia ganará terreno cuando los frutos de la política demográfica se empiecen a dar.
“Claramente no tiene sentido continuar con la política del hijo único, entonces ¿por qué la mantienen?. “Creo que la razón no es tanto una forma de control de la población sino más bien una forma de control social”.
Mantener el rumbo
Las autoridades chinas han afirmado que la política se mantendrá inalterada hasta al menos 2015, aunque recientemente se ha insinuado que se permitirán dos hijos. Sin embargo, Littlejohn dice que no se puede evitar el aborto forzoso, la esterilización o el infanticidio. Tampoco es probable que mejore la demografía de la nación. Una política de dos hijos ya se permite en las zonas rurales y entre las minorías si el primero en nacer es una niña, pero se ha hecho poco para evitar la difusión del aborto de niñas en una país que tiene preferencia por los chicos.
A pesar de la difusión de la violencia y del trauma infringidos por las autoridades, los gobiernos occidentales han hecho muy poco para presionar a China hacia el cambio. “Han sido decepcionantemente débiles”, cree Littlejohn. “Este debería ser el tema más importante para los activistas pro-derechos humanos debido al tamaño de China. Uno de cada cinco seres humanos vive bajo el terror de la política china del hijo único. Y no sólo mujeres, también hombres. La gente dice que porque las mujeres no huyen para tener a sus bebés. Si ella lo hace, sufren las represalias sus padres, hermanos y maridos”.
Cuenta que la Secretaria de Estado de E.E.U.U, Hillary Clinton ha “hablado mucho” sobre el aborto forzoso chino, y que la Casa Blanca de Obama la ha invitado a informar sobre el tema y la ha escuchado con preocupación. Pero añade que esta campaña no se “ha traducido en ninguna acción” todavía. Littlejohn cree que los gobiernos no se quieren arriesgar “porque deben a China mucho dinero”.
Por otra parte, comenta que Estados Unidos y las Naciones Unidas están ayudando a financiar la política a través de la UNFPA (United Nations Family Planning Fund) así como la IPPF (International Planned Parenthood Federation), y Marie Stopes International. Ella cuenta que estas organizaciones son “proveedoras de abortos” operativos en China, y que a pesar de que los Estados Unidos cortaron los fondos a la UNFPA en 2001porque se comprobó esta complicidad con la política del hijo único, se restauraron de nuevo en 2009 por el Departamento de Estado americano.
Sin embargo, hay un apoyo popular en Estados Unidos cada vez mayor para suspender los fondos americanos. Como resultado la representante Renee Ellmers introducirá una legislación para cortar el apoyo financiero a la UNFPA, ahorrando 400 millones de dólares en los próximos 10 años. Littlejohn afirma que el proyecto debe pasar a través de un comité y ser aprobado por la Cámara para hacerse efectiva, de manera que todavía hay tiempo para que los votantes presiones a los miembros del congreso al respecto.
En la parte positiva, esta terrible política ha unificado no sólo a los pro-aborto y a los pro-vida, que rechazan el aborto forzado, sino que también ha unido las religiones. Littlejohn destaca que ni los cristianos chinos, judíos, musulmanes o budistas apoyan el aborto, lo que significa que “los creyentes en estas religiones que son forzados a tener estos abortos, los consideran como una forma de persecución religiosa”.
A pesar de la magnitud de esta tragedia contra los derechos humanos, Littlejohn es optimista en que las cosas van a cambiar. “No hay modo de que esto siga así durante mucho tiempo”, dijo. “O bien el Partido Comunista Chino está de acuerdo en terminar con esta atrocidad, o terminará sin su consentimiento”.
En esta dirección se puede ver un breve vídeo realizado por Women’s Rights Without Frontiers sobre la política del hijo único: www.youtube.com/watch?v=JjtuBcJUsjY
Aquí se puede firmar una petición internacional contra el aborto forzoso y la esclavitud sexual en China: www.womensrightswithoutfrontiers.org/index.php?nav=sign_our_petition
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