Un centenar de vecinos increpa a los representantes del centro islámico, a los concejales y al presidente de la AVV Nicolás Andreu y exige que el templo se traslade a otro barrio de la ciudad
LAURA SENA TORRENT (Periodico Levante 01/10/2010),
Comenzó con bronca y acabó con bronca. El acto informativo convocado por la asociación de vecinos Nicolás Andreu para explicar el proyecto del centro islámico de trasladar su templo a un recinto de mayores dimensiones en el barrio fue todo menos eso. Ni el representante de la comunidad musulmana, Elabidine Zine, ni los concejales ni el propio presidente de la asociación pudieron explicarse. Desde los primeros minutos fueron increpados por más de un centenar de residentes que mantuvieron más de dos horas de reunión a gritos y con duras acusaciones a todos.
La presentación se celebraba para que los representantes del centro islámico y del consistorio explicaran el proyecto y los vecinos pudieran formular sus preguntas. En lugar de eso, desde las primeras intervenciones el diálogo no fue posible y ninguno de ellos pudieron acabar sus intervenciones. El concejal de Urbanismo, Santiago Martí, intentaba hacerse oir y apelaba a la Constitución Española y al ordenamiento jurídico para argumentar que "en España todos tenemos los mismos derechos, independientemente de la nacionalidad que tengamos" y que la licencia de obras al centro islámico se había concedido porque el proyecto cumplía los requisitos.
Fuertes acusaciones
Por contra, los vecinos asistentes reiteraron su rechazo a la mezquita y culparon a la comunidad islámica de todos los problemas del barrio: suciedad, conflictos de convivencia e incluso falta de plazas escolares. "Al ayuntamiento les interesa tenerlos aquí acolmenados en este barrio", "tendremos que ponernos en la puerta para que no entren" e incluso "peligra nuestra salud" fueron algunas de las frases que llegaron a pronunciar a gritos los asistentes más exaltados. Algunos preguntaron al representante del centro islámico si "sabiendo que este conflicto se va a repetir día a día, año tras año" pensaban seguir adelante con el proyecto. Otros intentaban aclarar detalles del proyecto y no era posible. "Yo no tengo nada en contra de los musulmanes y no me molestan que se instalen aquí. Sólo quiero tener garantías de que un local para tanta gente reúne condiciones y no causará problemas. Pero con tanto grito es imposible", comentó a Levante-EMV un asistente.
Otra vecina mostró su preocupación porque el tejado de la nave donde tiene previsto instalarse el templo -ya ha comenzado la obra- es de amianto y porque la acción de los operarios "ha causado grietas a las fincas".
Tras casi dos horas y media, bajó la tensión aunque no se llegó a ninguna conclusión ni se acercaron posturas.
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