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sábado, 12 de enero de 2013
Fin de la libertad religiosa en.EEUU.
EL FIN DE LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EEUU. Dr. Luis Raez Considerado uno de los veinte mejores oncólogos del mundo, el Dr. Luis E. Raez es American Board Certified en: Medicina Interna, Hematología Clínica, Oncología Médica y Medicina Geriátrica. Trabaja como Director del Grupo de Oncología Toráxica del “Memorial Health Care System” en el Estado de la Florida, EEUU y como Profesor Asociado de Medicina en el “Herbert Whertheim College of Medicine” de la “Florida International University (FIU)”. También es Profesor Visitante de Medicina en la Universidad Cayetano Heredia en Perú. El Dr. Raez se dedica a la investigación y tratamiento del cáncer de pulmón y tiene un interés muy grande en los temas de Ética Médica y Moral. El Dr. Raez tiene más de 70 publicaciones en libros y revistas médicas en inglés, español y portugués; y más de 90 presentaciones a nivel nacional e internacional. El mandato de Kathleen Sebelius, Secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de EEUU (HHS, por sus siglas en inglés), de obligar a todas las instituciones, incluyendo las religiosas, a proporcionar y facilitar servicios de contracepción y esterilización a sus empleados es una flagrante violación a los derechos de libertad religiosa que existen en EEUU desde su fundación. El impacto de esta medida es tal, que es una de las pocas veces que incluso los católicos más liberales y partidarios del Presidente Obama y de su controversial “Ley de Salud”, se han unido a la Iglesia Católica para repudiar esta medida tan absurda. Esta norma del HHS no debería sorprendernos; desde que Obama estaba en campaña electoral le prometió a Paternidad Planificada (Planned Parenthood), la organización más abortista de EEUU, que la legislación a favor de los “derechos reproductivos” (contracepción y aborto), era parte primordial de su agenda y reforma de “salud”. Cuando Obama era Senador del Estado de Illinois, votó en cuatro ocasiones en contra de una proyecto de ley de darle auxilio médico a un niño abortado si sobrevivía el aborto. Entre otros “méritos” abortistas que el Presidente Obama tiene es que cuenta con una calificación del 100% del grupo abortista NARAL Pro Choice, que es uno de los más grandes en EEUU. Incluso nombró (con intenciones de promover su agenda) como secretaria del HHS a la señora Kathleen Sebelius, que es bautizada católica, pero que no tiene ningún escrúpulo en promover normas que les faltan el respeto a la vida humana y a la libertad religiosa en este país. ¿Qué pasó con los votantes católicos? ¿Cómo pudieron ignorar estos hechos y otros más durante las elecciones presidenciales? Bueno, lo que pasó es que los votantes católicos preocupados por los problemas económicos, la guerra y los problemas de inmigración, entre otras cosas, no valoraron la defensa de la vida como argumento primordial en las elecciones, como tantas veces nos enseñó cuando estaba vivo nuestro querido Papa Juan Pablo II. Recuerdo que él, más de una vez, fue muy explícito en decir que a la hora de votar por un gobernante, si bien es cierto que hay muchos argumentos y criterios importantes para escoger y valorar, “ninguno es más importante que la promoción y la defensa de la vida humana”. Ello ciertamente no se está dando con este presidente, quien desde que asumió el poder se ha dedicado a expandir el aborto y la contracepción en EEUU y en el resto del mundo. Esta medida del HHS es solamente una parte importante de su más amplio plan abortista. ¿Por qué este mandato del HHS está mal y es una atropello a nuestra libertad religiosa? Porque el mandato no exonera a las agencias católicas que asisten a los pobres ni a los colegios, universidades u hospitales católicos de esta norma obligatoria de dar contraceptivos a todos, negándoles así la libertad de conciencia y de religión de poder decidir las mejores políticas para sus trabajadores y sus instituciones. Esta norma obliga a todas estas instituciones y a otras a hacer algo que es gravemente inmoral: a ser los promotores y a subsidiar políticas contraceptivas (incluyendo píldoras abortivas y esterilizaciones), que atentan contra la dignidad fundamental de la persona humana que la Iglesia y todas sus instituciones y trabajadores defienden. Esto es tan grave, que incluso otros grupos religiosos protestantes, que a veces están en favor de la contracepción, ven en esta norma un precedente terrible que va en contra de la libertad religiosa y bajo ese principio esas comunidades cristianas también se oponen a esta norma. Sin embargo, para confundir más, el gobierno de Obama tiene varias falacias o slogan falsos como para intentar justificar su mando contraceptivo y abortista. Uno de ellos es el siguiente: “Las Iglesias están exoneradas de este requisito de ofrecer contracepción”. Ello es falso porque, para poder exonerarse, las instituciones de la Iglesia Católica tienen que probar que sirven a personas y tienen empleados solamente de su propia fe, cosa que es totalmente ridícula. ¿Acaso la Iglesia Católica sólo sirve a sus feligreses? ¿Qué pasa, por ejemplo, con todas las obras de caridad que realiza a favor de los pobres de cualquier fe? ¿Qué pasa con los hospitales y los colegios católicos que sirven no solamente a comunidades católicas, sino también a otras de otros credos? Si la Iglesia Católica se dedicara solamente a contratar católicos o a servir a católicos, estaríamos negando nuestro mismo nombre, pues “católica” significa “universal”. Otra falacia de Obama es la siguiente: “No se va a obligar a los médicos católicos que no quieran recetar contraceptivos y abortifacientes”. Ello también es falso. Si en el sistema de salud se aprueba como un servicio habitual el uso de contraceptivos, surgirá el peligro de que los médicos que no den esos “servicios” terminen siendo excluidos de los planes de salud, ya que no prestan todos los “servicios fundamentales” o “requeridos por la ley” y los contraceptivos estarían en la lista de servicios “preventivos” de salud. Es común que las compañías de seguros en EEUU establezcan contratos con diversos grupos de médicos y que escojan los grupos con diversos criterios. Aquí se les da una excusa para no establecer contratos con médicos católicos. Otra falacia más de Obama es la siguiente: “La mujer que no quiere contraceptivos no va ser obligada a usarlos”. Por supuesto que no va a ser obligada, eso es cierto. Pero ése no es el punto. La mujer que no quiera usar contraceptivos ¡estará pagando en su póliza de seguros una cantidad que cubre el uso de contraceptivos a pesar de que nunca los va usar! ¿Por qué tendría que pagar ella en forma obligatoria si no quiere este mal llamado servicio? Otra gran falsedad de Obama es decir que “esta norma no cubre fármacos abortivos como la RU-486 (Mifeprex o Mifepristone)”. Es cierto, no cubre esa píldora por ahora. Pero hay una propuesta de ley de considerar a la RU-486 como un “contraceptivo de emergencia”. De aprobarse esa propuesta, la RU-486 sería automáticamente agregada a la nueva norma del HHS. Además, la RU-486 no es la única píldora controversial, por ejemplo, la Ulipristal (HRP 2000 o “Ella”) es un análogo de la RU-486 y sí estaría incluida dentro del mandato del HHS desde el inicio. La administración de Obama realmente no tiene respeto por los constituyentes cuando nos dice otra falsedad como: “La mitad de los estadounidenses que vive en 28 estados ya está bajo leyes donde existe la obligación de que los empleadores den contraceptivos a sus empleados como parte de sus planes de salud”. Esta es otra falacia ridícula. Los 28 estados tienen legislaciones que piden que se den contraceptivos, pero en el respeto a la libertad religiosa de los empleados y sus empleadores. Estas legislaciones dan muchas opciones para que los empleados que quieran usar contraceptivos tengan otras maneras de obtenerlos, como, por ejemplo, asegurarse individualmente en cuanto a la cobertura de medicinas. Además, hay estados, como Carolina del Norte, que e
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