La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha celebrado en Madrid su 233º reunión los días 30 de septiembre y 1 de octubre.
Defender la vida humana es tarea de todos [ver nota]
La Comisión Permanente ha aprobado una Nota con el título “Defender la vida humana es tarea de todos”. En ella, los obispos hacen de nuevo oír su voz, en defensa de los más débiles. “La vida humana es sagrada e inviolable y ha de protegerse desde la concepción hasta su fin natural” (...) Proteger y defender la vida humana es tarea de todos, principalmente de los Gobiernos. España sigue siendo, por desgracia, una triste excepción, al llegar incluso a considerar el aborto como un derecho. En este sentido es especialmente grave la responsabilidad de quienes, habiendo incluido entre sus compromisos políticos, una ley que aminoraba algo la desprotección de la vida humana naciente que existe en la vigente normativa del aborto, han renunciado a seguir adelante con ello en aras de supuestos cálculos políticos. Hay bienes, como el de la vida humana, que son innegociables”.
“Es cierto que la existencia humana no está libre de dificultades –prosigue la Nota -. La Iglesia conoce bien los sufrimientos y las carencias de muchas personas a las que se esfuerza en ayudar en todo el mundo con el ejercicio de la caridad, que es el distintivo de los discípulos de Jesús (cfr. Jn 13, 35), del que dan testimonio tantas personas e instituciones eclesiales. Pero también es verdad que, como nos advierte el Papa Francisco, aún hemos de hacer más para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias” (EG, 214). En ello están empeñadas muchas asociaciones eclesiales y civiles, a las que queremos apoyar al tiempo que pedimos a las Administraciones públicas un esfuerzo más generoso en políticas eficaces de ayuda a la mujer gestante y a las familias.
La Nota de la Permanente concluye afirmando que “no es momento, por difícil que pueda parecer, para la desesperanza y el desencanto democrático ante reveses legislativos. Al contrario, son numerosos los voluntarios y las organizaciones de apoyo a la vida, promociónd e la mujer y de solidaridad con los más necesitados de la sociedad, quienes nos animan a seguir adelante, extendiendo la civilización del amor y la cultura de la vida, y a abrazar sin condición a todos, especialmente a los que más sufren, como son los más pobres, los inmigrantes, los parados, los sin techo, los enfermos, y todos aquellos que, en definitiva, se encuentran en las periferias sociales y existenciales. Y por supuesto acompañar sin descanso a las madres embarazadas para que, ante cualquier dificultad, no opten por la solución de la muerte y elijan siempre el camino de la vida, que es el de la verdadera libertad y progreso humano”.
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