CIUDAD DEL VATICANO, lunes 9 enero 2012 (ZENIT.org).- Con una nota, con indicaciones pastorales para el Año de la Fe, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha lanzado una movilización que involucrará a todos los miembros de la Iglesia universal.
En la nota, difundida el sábado 7 de enero, el cardenal William Levada, prefecto de la Congregación, ha dado continuación a la carta apostólica Porta Fidei del 11 de octubre de 2011, anunciando que el Año de la Fe se iniciará el 11 de octubre de 2012, en el quincuagésimo aniversario de la apertura del concilio ecuménico Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. El inicio del Año de la Fe coincide no solo con el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, sino también con el vigésimo aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica.
El Concilio Vaticano II y la publicación del Catecismo son dos eventos que han marcado profundamente la historia de la Iglesia, aunque quizás no con la suficiente reflexión y estudio. Según la nota, la reflexión sobre estos dos eventos es decisivo para “un más convincente empeño eclesial a favor de una nueva evangelización, a fin de volver a descubrir la alegría de creer y recobrar el entusiasmo al comunicar la fe”.
El cardenal Levada explicó que la Nota ha sido redactada por la Congregación por encargo de Benedicto XVI, y de acuerdo con los dicasterios competentes de la Santa Sede y con la contribución de la comisión para la preparación del Año de la Fe.
Son diez las indicaciones precisas y detalladas, que abarcan cada uno de los cuatro ámbitos: los componentes de la Iglesia Universal, las conferencias episcopales, las diócesis y las parroquias, comunidades, asociaciones, movimientos.
Hace una particular recomendación visto que el año de la Fe requerirá “invitar a los fieles a dirigirse con particular devoción a María, figura de la Iglesia, que en sí “resume e irradia las principales verdades de la fe”, por esto “será muy conveniente efectuar peregrinaciones, celebraciones y encuentros hacia los mayores santuarios”.
Se anuncian innumerables eventos particularmente dedicados a redescubrir las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Se invita a todos los miembros de la Iglesia Universal a “acoger de modo más atento las homilías, las catequesis, los discursos y las demás intervenciones del Santo Padre”.
A las conferencias episcopales, se les invita a “dedicar una jornada de estudio al tema de la fe”, a la reedición de los documentos del Concilio Vaticano II, del Catecismo de la Iglesia Católica y del Compendio, incluso en las lenguas a las cuales no han sido traducidos nunca. Las conferencias episcopales están invitadas a difundir el conocimiento de los santos en su propio territorio, utilizando también los modernos medios de comunicación social. Así como a hacer conocer “el patrimonio de las obras de arte que están en los lugares confiados a su cuidado pastoral”.
La Nota subraya que “los docentes de los centros de estudios teológicos, en los seminarios y en las universidades católicas están invitados a revisar el relieve --en sus propias materias--, de los contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica y de las implicaciones derivadas en las respectivas disciplinas”.
Junto a instrumentos de carácter apologético, la Nota favorece “la verificación de los catecismos locales y de los varios materiales catequísticos en uso por las Iglesias particulares, a fin de asegurar su plena conformidad con el Catecismo de la Iglesia Católica”. A este propósito, es oportuna “una revisión de la presencia de los contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica en la Ratio de la formación de los futuros sacerdotes y en el curriculum de sus estudios teológicos”.
A los obispos y arzobispos se les pide que organicen una solemne conclusión del Año de la Fe, así como una Carta pastoral y una jornada de reflexión sobre el Catecismo de la Iglesia Católica. También se invita a los obispos a “organizar, de modo favorable en el periodo cuaresmal, celebraciones penitenciales para pedir perdón a Dios, en especial por aquellos pecados que van contra la fe”.
A las parroquias, comunidades, asociaciones y movimientos, se les propone leer y meditar atentamente la Carta apostólica Porta Fidei de Benedicto XVI. En las parroquias se requiere un empeño renovado en la difusión y en la distribución del Catecismo de la Iglesia Católica o de otros materiales adaptados a las familias.
A las comunidades contemplativas se les pide dedicar una atención particular a la oración para la renovación de la fe en el Pueblo de Dios, y para un nuevo impulso en su transmisión a las nuevas generaciones.
En la conclusión, la Nota recuerda que la Fe es una “compañera de la vida, que permite percibir con una mirada siempre nueva las maravillas que Dios cumple en nosotros” y que “nos compromete a ser signo vivo de la presencia del Resucitado en el mundo”.
Por Antonio Gaspari
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