El Estado Islámico, con su autoprocalmado Califato, quiere la guerra de religión: ¿nos encontramos en la última batalla entre el islam y el cristianismo?
No hay que caer en simplificaciones. Los fundamentalistas del Estado Islámico combaten contra todos los que no son como ellos: en Mosul y en Nínive persiguieron también a los musulmanes sunitas y chiitas, y a la minoría de los yazidíes. La suya es una ideología o quién sabe qué cosa. Son un movimiento ultrafundamentalista, son los llamados «takfiri», es decir los musulmanes que acusan a otros musulmanes de infidelidad. Pero el Gran Muftí libanés me dijo: «No podemos llamarlos «takfiri», porque no tienen fe y combaten contra todos». Es cierto que también los cristianos han sido sus víctimas, pero el mayor número de muertos ha sido entre los musulmanes sunitas y chiitas, y entre los yazidíes.
El papa Francisco está por viajar a Turquía, muy cerca de la zona del conflicto. ¿Qué espera usted de su visita?
Espero que sea una ocasión para pedir que Turquía colabore en la solución de la guerra en Siria. Desgraciadamente los mercenarios fundamentalistas de Al Nusra, Al Qaeda y del Estado Islámico entran a siria por la frontera turca. Papa Francisco sabe hablar con claridad y creo que hará un llamado para la paz en Medio Oriente.
¿Qué le parece la actitud del Occidente frente a la crisis del Medio Oriente?
Me esperaba otro papel por parte de Europa, que fue arrastrada a ciegas primero a la guerra en Irak y ahora en Siria. Pedimos a la comunidad internacional: basta de guerra en Irak y en Siria, basta con la tragedia de los palestinos. Estoy convencido de que el conflicto entre israelíes y palestinos es el gran foco que debe ser resuelto si se quiere la paz en la región. Y la solución solo puede ser la de los dos estados. ¿Por qué no se hace? Sin estado palestino la guerra no tendrá fin. Y después está el conflicto arábigo-israelí, con las zonas ocupadas en Siria y en Líbano. Hasta que no se apliquen las resoluciones de la ONU no habrá paz. Hay que acabar con la guerra en Siria: el Papa habló claramente del comercio de las armas. Europa debe ayudar a la reconciliación, debe favorecer la recomposición del conflicto entre musulmanes sunitas y chiitas, y ayudar al islam a separar la religión del estado.
¿Qué piden los cristianos?
Sobre todo,
qué no piden. ¡No piden ningún protectorado! No pedimos ser protegidos por Occidente. Los fundamentalistas
nos acusan de ser descendientes de los cruzados, pero nosotros vivíamos allí siglos antes de la llegada del islam. Los cristianos del Medio Oriente, en 1400 años de vida común con los musulmanes, han transmitido valores y cultura. El Occidente inudó con armas y dinero, destruye lo que hemos creado y, en los hechos, hace que aumente el fundamentalismo. Es triste constatar, viendo lo que ha sucedido en las últimas décadas, que los enemigos de hoy eran los aliados de ayer.
A los cristianos no les sirven llamados para que dejen Medio Oriente; les sirven políticas de inversión para el desarrollo, para poder dar trabajo.
¿Hay voces en el mundo musulmán que se elevan en contra del Estado Islámico?
Muchos musulmanes están en su contra, pero no osan declararlo. Sin embargo hay algunas voces de condena. El 2 y el 4 de diciembre, en la Universidad de al-Azhar, en El Cairo, se llevará a cabo un encuentro entre musulmanes (y también fueron invitados cristianos) para denunciar el fundamentalismo del Califato.
¿Cuáles consecuencias tienen estos conflictos en la situación de su país?
Un tercio de la población libanesa, según la ONU, vive en la pobreza. En el Líbano viven un millón y medio de prófugos palestinos y un millón y medio de prófugos sirios. La mitad de la población son prófugos. Muchos de ellos, para poder sobrevivir, aceptan ser pagados menos por ptrabajar. Un país con solo 10 mil kilómetros cuadrados tiene posibilidades limitadas.
Pero el Líbano, a pesar de las dificultades (somos un estado sin presidente por el momento, debido a los conflictos entre sunitas y chiitas que refleja lo que está sucediendo en la región),
sigue siendo un modelo de convivencia para el Medio Oriente, pero también para el Occidente. Un modelo en el que los musulmanes han renunciado a la superposición entre la religión y la política, y en el que los cristianos han renuciado a ese laicismo que acaba dejando a un lado a Dios y a la religión.
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